31/10/2025 - Edición Nº997

Internacionales

Crimen escalofriante

Colombiano en Reino Unido: el asesinato que desató una sentencia ejemplar

25/10/2025 | Yostin Mosquera recibió una sentencia de 42 años en Reino Unido por matar y desmembrar a una pareja británica en 2024.



El ciudadano colombiano Yostin Andrés Mosquera, de 35 años, fue sentenciado en el Reino Unido42 años de prisión por el asesinato y desmembramiento de una pareja británica en su vivienda de Londres. El crimen, ocurrido en julio de 2024, conmocionó al país por su brutalidad y el frío intento del agresor de ocultar las pruebas. Las autoridades británicas calificaron el caso como uno de los más macabros en la historia reciente de la capital.

Las víctimas, Albert Alfonso (62) y Paul Longworth (71), mantenían una relación civil y habían ofrecido alojamiento temporal a Mosquera en su casa del distrito de Shepherd’s Bush. Según la investigación judicial, el acusado atacó a ambos hombres tras un encuentro sexual, utilizando un martillo y un cuchillo de cocina. Posteriormente, desmembró los cuerpos y colocó algunas partes en maletas, que trasladó hasta Bristol con la intención de arrojarlas desde el puente Clifton.

Motivos y perfil del acusado

Las investigaciones apuntaron a un móvil económico. Tras el crimen, Mosquera intentó transferir dinero desde las cuentas bancarias de Alfonso hacia Colombia, lo que evidenció una planificación previa. También se descubrió que había buscado en internet cómo matar de un golpe en la cabeza y adquirido un congelador antes del asesinato. La fiscalía lo describió como un individuo calculador, capaz de ejecutar el crimen con sangre fría y luego desplazarse en tren con las maletas que contenían restos humanos.

El juez Joel Bennathan destacó la crueldad premeditada del acto y la falta total de remordimiento del condenado. Aunque la sentencia no es de cadena perpetua estricta, Mosquera deberá cumplir al menos 42 años antes de poder optar a libertad condicional, lo que en la práctica equivale a pasar la mayor parte de su vida en prisión. Las autoridades británicas subrayaron que la cooperación internacional con Colombia fue clave para rastrear sus movimientos financieros y comunicaciones.

Impacto social y mediático

El caso tuvo un fuerte eco en la opinión pública británica, tanto por su violencia como por el hecho de que las víctimas formaban parte de la comunidad LGBTQ+. Organizaciones defensoras de derechos humanos denunciaron que algunos medios sensacionalistas trataron el tema con morbo, en lugar de centrarse en la brutalidad del crimen y el respeto a las víctimas. El episodio también reavivó el debate sobre los riesgos de convivencia con desconocidos a través de plataformas digitales.

En Colombia, la noticia generó reacciones divididas. Algunos sectores destacaron la necesidad de cooperación judicial permanente con el Reino Unido, mientras otros lamentaron que el hecho refuerce estereotipos negativos sobre los migrantes latinoamericanos. En ambos países, la historia de Mosquera se convirtió en un espejo perturbador de los límites de la violencia contemporánea, donde la frialdad supera la lógica y la empatía.

Reflexiones sobre justicia y rehabilitación

El caso plantea una cuestión compleja: ¿puede rehabilitarse alguien capaz de cometer un acto de esta magnitud? Para muchos expertos penales británicos, la posibilidad es remota. Aunque la ley ofrece una eventual revisión de la condena, las características del crimen lo ubican en el umbral de la prisión de por vida. El juez lo definió como un acto “inhumano y calculado”, donde el castigo debe servir también como mensaje disuasorio frente a futuras atrocidades.

En un contexto de creciente violencia urbana global, la sentencia de Mosquera simboliza una reafirmación del Estado de derecho: el castigo firme ante el crimen extremo. Sin embargo, también deja al descubierto una dimensión inquietante: la banalización del mal y la facilidad con la que la violencia puede infiltrarse en la vida cotidiana, incluso bajo la apariencia de normalidad o deseo.