El cierre de campaña dejó al descubierto el verdadero problema del oficialismo: La Libertad Avanza llega a las urnas partida entre el poder de Karina Milei y la ambición de Santiago Caputo, en una pelea que ya no se esconde ni en las calles. El cruce entre Sebastián Pareja, Ramón Vera y el influencer El Gordo Dan en Rosario expuso la tensión que atraviesa a todo el espacio libertario, desde los armadores hasta los seguidores.
En los despachos nacionales, la disputa por el control político se traduce en parálisis. El jefe de Gabinete Guillermo Francos intenta sostener la gestión entre órdenes cruzadas y un sistema que exige negociar cada decisión entre facciones. “Ni siquiera Luis Caputo puede abrir la caja tranquilo”, ironizan cerca del Ministerio de Economía, donde admiten que el poder real se volvió difuso.
El panorama electoral tampoco da respiro. En la provincia de Buenos Aires, Diego Santilli se entusiasma con achicar la brecha con Fuerza Patria, aunque los consultores advierten que el voto disperso de las terceras fuerzas puede definir el resultado. Mientras tanto, surgen versiones de futuros reacomodamientos: desde Diego Valenzuela como eventual jefe de Gabinete hasta el respaldo de Marcos Galperín, todos nombres que suman ruido a una interna sin dueño claro.
En la otra vereda, el peronismo bonaerense eligió un cierre sobrio y controlado. En San Martín, Axel Kicillof encabezó un acto sin épica, rodeado por Gabriel Katopodis, Sergio Massa y Jorge Taiana. La consigna fue mostrar serenidad frente al caos libertario, pero sin entusiasmos desbordados. “Esta vez no nos putean”, se consolaban los militantes, conscientes del desgaste y la frialdad de una campaña defensiva.
El gobernador bonaerense consolidó su poder interno imponiendo su estrategia electoral frente a Cristina Fernández de Kirchner, pero los suyos le advierten que debe cambiar el modo de negociar con Nación si quiere sostener la gestión. En su entorno ya circula una idea en voz baja: “Massa gobernador y Kicillof candidato en 2027”.
Del acto no participaron ni La Cámpora ni Máximo Kirchner, lo que confirmó la distancia entre las tribus del peronismo. Mientras Milei lidia con un gobierno tomado por su interna, Kicillof intenta mostrarse como alternativa futura, aunque sin romper con la figura que todavía ordena el tablero: Cristina Kirchner.