El Gobierno planea mostrar orden y poder el día después de las elecciones. En Balcarce 50 trabajan en una convocatoria a los gobernadores con los que alguna vez tejieron alianzas, para escenificar gobernabilidad y respaldo político. No es casual: Washington, que ofreció apoyo financiero inédito, pidió una garantía concreta de estabilidad.
En la Casa Rosada confían en que el domingo podrán sumar las bancas necesarias para asegurar el “tercio defensivo” en Diputados, clave para sostener vetos presidenciales y evitar un juicio político. Pero reconocen que, sin recuperar la relación con las provincias, las reformas estructurales prometidas quedarán trabadas. Por eso, buscan recomponer vínculos con Martín Llaryora, Ignacio Torres, Claudio Vidal, Maximiliano Pullaro y otros mandatarios que se alejaron por disputas territoriales o falta de respuestas en obras y fondos.
La puesta en escena podría incluir una invitación al viaje presidencial del 5 de noviembre a Estados Unidos y un discurso de Milei con tono conciliador. “El llamado debe venir acompañado de cambios reales en el Gabinete, si no nadie lo va a tomar en serio”, advirtió una fuente oficial. En ese sentido, la figura de Santiago Caputo genera expectativa e incertidumbre, mientras el futuro de Guillermo Francos en la Jefatura de Gabinete sigue en duda.
Con la mira en el Congreso, en el oficialismo apuestan a construir un interbloque con el PRO y los “radicales con peluca” para retomar la iniciativa política. La idea es clara: dejar atrás la parálisis legislativa, mostrar orden interno y recuperar el clima de euforia que caracterizó los primeros meses del gobierno libertario.