En El Living de NewsDigitales, Marcos Gómez y Lucho Castro repasaron una historia que empezó casi por casualidad y terminó marcando un antes y un después en el cuarteto. Con un nuevo álbum -Serie 25-, la banda cordobesa celebra un cuarto de siglo de música, giras, emociones y miles de noches de baile.
Entre anécdotas de los primeros shows, la nostalgia de los cassettes y el vértigo de los escenarios, los integrantes de Banda XXI compartieron su mirada sobre un género que los identifica y una relación con el público que no perdió frescura. “El cuarteto es sanador”, resume Marcos, mientras Lucho asiente: “Cuando empezamos a cantar Qué bonito y ves la sonrisa de la gente, entendés por qué hacemos esto”.
A veces los grandes sueños empiezan entre guitarras y mates en casa. Así recuerda Marcos Gómez sus primeros pasos en la música: “Mi viejo era guitarrista, mis tíos tocaban o bailaban folklore. Las reuniones familiares terminaban siendo peñas”, contó. De esos acordes domésticos nació una vocación que lo llevó del rock al cuarteto, hasta que en 1999 Miguel ‘Conejito’ Alejandro lo convocó para un nuevo proyecto. “De cantar en fiestas familiares pasé, en seis meses, a tener un disco sonando en todo el país. Fue una locura hermosa”, recordó el cantante.
A su lado, Lucho Castro también creció entre melodías y esfuerzo. “A los 9 años empecé a estudiar música, pero tuve que dejar por la situación económica. Hacía lo que fuera para pagar mis clases de canto”, relató. Antes de subir al escenario, fue plomo de la banda: “Armaba los equipos, los escenarios, y soñaba con estar ahí arriba. Hoy, poder hacerlo con confianza, con formación, es un orgullo enorme”.
Con el paso del tiempo, Banda XXI se convirtió en una marca registrada del cuarteto moderno. Su primer Gran Rex y el Luna Park fueron hitos que confirmaron su alcance nacional. “Esos años fueron un viaje. Llegamos a lugares que todo músico sueña y después llegaron los premios, los Gardel, los programas más vistos. Todo pasó muy rápido”, recordó Marcos.
El cantante también habló de su alejamiento y posterior regreso al grupo: “Necesitaba recomponerme emocionalmente. Me fui para recuperar tiempo con mi familia, pero nunca me sentí lejos de la banda. La gente me lo recordaba cada vez que cantaba sus canciones”. Once años después, volvió a su lugar natural: el escenario.

Su nuevo disco, “Serie 25”, celebra un cuarto de siglo de carrera con energía renovada. En la portada, los músicos posan entre autos clásicos y trajes de piloto: “Nos gustan los fierros y lo visual también comunica. Hoy la mitad de la música pasa por lo que se ve”, explicó Lucho. Entre las sorpresas, incluyeron una reversión cuartetera de Contigo o sin ti, tema de Los Playeros. “Era una canción que escuchaba de chico, y tener la oportunidad de hacerla al estilo Banda XXI fue un gusto personal”, agregó.
Con nostalgia, Marcos comparó los viejos tiempos de los cassettes y los discos con la era digital: “Vivimos el cambio de lo analógico a lo digital. De grabar en cinta a tener todo en un clic. Ver un cassette hoy es como mirar una foto de nuestra infancia musical”.
El clásico Qué bonito sigue siendo el corazón de cada show. “Esa canción tiene algo mágico. Empieza la intro y ves cómo se le dibuja la sonrisa a la gente. Esa conexión no tiene precio”, coincidieron. Para ellos, el cuarteto es un lenguaje de alegría y alivio: “Es sanador. En Córdoba decimos que bailamos nuestras penas, y es así: cantamos al amor, pero bailando”.
La banda se prepara para cerrar el año con todo: 11 de noviembre en el Anfiteatro de Río Cuarto por el Día de la Ciudad, 23 de noviembre en el Quality Arena de Córdoba con invitados sorpresa, y 19 de diciembre en el Teatro Gran Ituzaingó. “Vamos a tirar toda la carne al asador. Son 25 años de historia y queremos festejarlo con la gente que siempre nos acompañó”, concluyeron, entre risas, guitarras y la promesa de una noche inolvidable.