La República Democrática del Congo (RDC), responsable de más del 70% del cobalto mundial, mantiene suspendidas las exportaciones del mineral a pesar de haber anunciado un nuevo sistema de cuotas. La medida, que buscaba reemplazar la prohibición vigente desde marzo, sigue sin aplicarse en la práctica, lo que ha generado incertidumbre entre productores y compradores internacionales. A más de diez días del lanzamiento del esquema, las empresas siguen sin recibir la aprobación oficial para reanudar envíos, lo que amenaza con agravar el cuello de botella logístico.
El cobalto es un componente esencial en la fabricación de baterías para vehículos eléctricos, y la prolongación de esta parálisis golpea directamente las cadenas de suministro en Asia y Europa. Los precios internacionales han subido más del 90% desde febrero, impulsados por la escasez y las expectativas de que el Congo utilice su poder de mercado para forzar un repunte duradero. El presidente Félix Tshisekedi ha defendido las cuotas como una herramienta para “recuperar soberanía sobre un recurso estratégico”.
El sistema de cuotas está bajo control de la Autoridad de Regulación y Control del Mercado de Sustancias Minerales Estratégicas (ARECOMS), que exige a las empresas prepagar regalías, certificar calidad y garantizar trazabilidad antes de exportar. Sin embargo, el proceso burocrático avanza con lentitud, dejando a gigantes como Glencore y CMOCcon toneladas de material almacenado en mina. Para el cuarto trimestre, el gobierno autorizó 18.125 toneladas en total, con una reserva del 10% bajo control estatal.
Mientras Glencore ha expresado su apoyo al esquema, CMOC lo considera una traba injustificada que afecta su flujo de caja y pone en riesgo sus operaciones en Tenke Fungurume y Kisanfu. Las tensiones entre ambas empresas reflejan una pugna más amplia por el control del mercado: mientras unas buscan estabilidad de precios, otras temen que la intervención estatal limite la competitividad y desincentive nuevas inversiones en la región.
3/ En la República Democrática del Congo, Mali o Burkina Faso, miles de niños trabajan en minas de oro, coltán y cobalto. Jornadas de 12–14 horas. Muchos mueren sepultados o enfermos. pic.twitter.com/VjRyMOuNMC
— Capitán Bitcoin (@CapitanBitcoin) September 8, 2025
El impacto de esta medida trasciende el sector minero. China, principal refinador y consumidor de cobalto, enfrenta restricciones en el abastecimiento justo cuando intenta acelerar la transición hacia vehículos eléctricos. Esto podría elevar los costos de producción y tensionar la relación comercial con Kinshasa, que apuesta por diversificar sus socios y atraer capital occidental. La maniobra congoleña recuerda a los intentos de la OPEP de usar la producción como instrumento político y económico.
En el mediano plazo, la estrategia de Tshisekedi podría redefinir el papel del Congo como actor decisivo en la economía verde global, aunque el riesgo de burocracia, corrupción y falta de transparencia amenaza con neutralizar sus beneficios. Si las aprobaciones no llegan pronto, la presión interna de las empresas y los socios internacionales podría forzar una revisión del esquema antes de fin de año.