02/11/2025 - Edición Nº999

Internacionales

Transición política

Gustavo Petro y el desafío de su heredero: Iván Cepeda en el 2026

27/10/2025 | El senador se posiciona como heredero moral del petrismo, apelando al discurso de la reconciliación y la justicia social.



La confirmación de que Iván Cepeda Castro competirá en las presidenciales de 2026 marca un momento decisivo para una izquierda en crisis. Su figura, asociada a la defensa de las víctimas del conflicto armado y a un discurso moralista y doctrinario, intenta proyectar una continuidad del legado de Gustavo Petro, pero en un escenario de desgaste, fracturas internas y pérdida de apoyo popular. Su candidatura busca rescatar el relato ético del progresismo, aunque con pocas señales de renovación real.

Cepeda llega a la contienda con un historial respetado en materia de derechos humanos, pero sin una base electoral sólida fuera del petrismo. Su desafío será enorme: el gobierno ha deteriorado su credibilidad por los escándalos, la inflación y la falta de resultados concretos, lo que deja a Cepeda como heredero de un proyecto que muchos consideran agotado. Aunque su tono es más conciliador que el de Petro, su discurso sigue anclado en una visión estatalista que difícilmente seducirá al electorado independiente.

El heredero del petrismo

Cepeda busca mantener la esencia sin repetir los errores, pero esa estrategia parece contradecirse con la realidad política. Su intento de presentarse como un líder de reconciliación choca con el desgaste del Pacto Histórico, dividido entre egos y pugnas internas. Los sectores moderados desconfían de su cercanía con el Gobierno, mientras las bases más radicales lo ven demasiado blando. El resultado es un liderazgo intermedio que corre el riesgo de diluirse en el intento de contentar a todos.

En un contexto donde la economía no despega y la inseguridad crece, Cepeda enfrenta un electorado menos receptivo a los discursos ideológicos. Su reputación incorruptible puede ser un activo, pero su falta de carisma y de propuestas económicas concretas limita su alcance. En la práctica, su candidatura se perfila más como un esfuerzo simbólico que como una opción real de poder.

Una izquierda en redefinición

La irrupción de Cepeda refleja el declive estructural del progresismo colombiano. Lo que nació como un movimiento de transformación hoy parece atrapado en sus contradicciones internas. Mientras Petro buscó una revolución social, Cepeda propone una continuidad sin energía, apelando a un idealismo que ya no conecta con las urgencias del país. El riesgo es que su candidatura acentúe la desconexión entre la izquierda institucional y las demandas cotidianas de los colombianos.

Si no logra distanciarse del legado de un gobierno que muchos perciben como fallido, Cepeda difícilmente podrá liderar una alternativa viableEl futuro de la izquierda dependerá menos del discurso moral y más de la capacidad de ofrecer resultados tangibles. Por ahora, su apuesta parece más un acto de lealtad que un proyecto de renovación política.