Con el regreso de Omar Asad a Godoy Cruz, en Mendoza son muchos los que recuerdan uno de los cruces más importantes del fútbol argentino. El 12 de Abril del 2010, Godoy Cruz enfrentaba a Tigre por el torneo local, un partido poco recordado por el resultado pero marcado por el cruce entre Ricardo Caruso Lombardi y el Turco Asad.
Todo empezó cuando un pelotazo del banco de Tigre tocó a Omar Asad, quien se dio vuelta para reclamar. En ese momento, el jefe de prensa de Godoy Cruz, Juan Suraci, apuntó sin dudas a Ricardo Caruso Lombardi como el agresor.
Pero la verdadera chispa se encendió cuando, en medio de la tensión, ambos entrenadores intercambiaron palabras que pasaron más allá del límite. Según relatos de aquel día, Asad le increpó a Caruso en el costado de la cancha, y lo que empezó como una discusión terminaría en un cruce de insultos en el que ambos se cruzaron graves acusaciones.

El momento más recordado fue cuando Ricardo Caruso Lombardi, en medio de la tensión, disparó: “Callate, gordo falopero, tomón”, mientras hacía un gesto de cargarlo de cocaína.
“¡Vos les pedís plata a los jugadores!”, respondió fuerte Asad, mientras gesticulaba con una mano sobre la otra, en un gesto de abonar con dinero. El cruce verbal, que duró unos segundos, quedó en la memoria de todos como uno de los episodios más insólitos del fútbol argentino.
Luego de la pelea, ambos técnicos dieron versiones distintas. Caruso Lombardi prefirió desmentir las acusaciones y afirmó que no le dijo “falopero”, aunque en las imágenes está muy claro lo que expresó.
“No le dije falopero. Él dijo cosas terribles y tendrá que demostrar en la Justicia por qué lo hizo”, sostuvo el DT de Tigre. Por su parte, Omar Asad no se quedó atrás: en declaraciones, aseguró que “lo nuestro es un problema personal y no voy a hablar más del tema. Preguntale a los jugadores qué dirían de todo esto”, ratificando de alguna manera la acusación de que le pedía dinero a sus jugadores.
Lo que sí quedó en evidencia fue la imágen del árbitro Néstor Pittana, que estuvo presente en el momento, aunque no expulsó ni a uno ni a otro, dejando que la tensión se disipara solo con separaciones y advertencias.