27/10/2025 - Edición Nº993

Policiales

Solo sale una hora al patio interno

Encerrado y vigilado: así pasa sus días en la cárcel Pablo Laurta

26/10/2025 | Aislado en una celda de dos metros por dos, sin contacto con otros presos y bajo cámaras las 24 horas, el doble femicida de Córdoba cumple sus días en el sector de máxima seguridad del penal de Cruz del Eje.



Pablo Laurta pasa los días encerrado en una celda mínima, bajo régimen de máxima seguridad, en el complejo carcelario de Cruz del Eje, al norte de Córdoba. Allí cumple su detención por el doble femicidio de su expareja, Luna Giardina, y de su exsuegra, Mariel Zamudio, a quienes mató para llevarse a su hijo a Uruguay.

Desde su llegada, permanece solo. Las primeras jornadas se negó a salir al patio, temeroso de cruzarse con otros internos. Recién el viernes aceptó hacerlo, y aprovechó el espacio para hacer ejercicios. Su habitación mide dos metros por dos, con una cama, una mesa, una silla y un baño antivandálico, además de una pequeña ventana que deja pasar luz natural.

Recibe las cuatro comidas del día por un pasaplatos y come todo lo que le envían. No habla con nadie, salvo con los guardias que se turnan cada pocas horas. Tampoco tiene radio, televisión ni contacto con el exterior. Las cámaras de seguridad registran cada uno de sus movimientos. El Servicio Penitenciario de Córdoba (SPC) dispuso este aislamiento “por razones de seguridad”, tanto para él como para el resto de la población carcelaria.

Los agentes del penal describen su comportamiento como tranquilo y meticuloso. Duerme bien, come bien, mantiene una rutina de limpieza y no provoca incidentes. Las únicas personas que lo ven a diario son un médico, una asistente social y una psicóloga, con quienes -según los reportes- mantiene una actitud “educada, incluso con las mujeres”.

Desde que fue alojado allí, no tiene acceso a medios ni redes sociales, donde antes era muy activo con su militancia antifeminista. Tampoco puede recibir visitas por ahora: el SPC evalúa cómo establecer un contacto virtual con su madre.

Cuando ingresó al penal solo tenía puesta la ropa con la que fue detenido. A través de Cáritas, le consiguieron mudas nuevas y un kit de higiene personal. Aceptó todo sin objeciones.

Antes de su reclusión definitiva, Laurta fue trasladado con un operativo especial desde la Unidad de Contención del Aprehendido (UCA) hacia los tribunales cordobeses. Lo hizo escoltado por el Grupo Operativo Táctico Penitenciario (GOTP), un cuerpo entrenado para situaciones de alto riesgo, junto con cuatro agentes penitenciarios adicionales.

Durante ese procedimiento, los presos de la UCA lo recibieron a los gritos, insultándolo y tratándolo como a “un reo de delitos gravísimos”. Él los miró sin responder, con la misma frialdad que mostró ante la Justicia.

El fiscal Gerardo Reyes había dispuesto que la indagatoria fuera virtual, pero su defensora oficial, Alfonsina Muñiz, pidió que se realizara en forma presencial. Fue una audiencia corta: Laurta no respondió sobre los asesinatos, solo insistió en hablar de sus viejas denuncias desestimadas contra las víctimas y del intento de restitución internacional de su hijo, rechazado por el fuero de Familia.

Laurta no conoce la repercusión pública que tuvo el caso. No lee, no escucha, no ve nada. El aislamiento es total. Solo sale al patio una hora al día, bajo vigilancia, sin coincidir con otros detenidos.

En el mismo sector donde está alojado cumple condena Roberto Carmona, el múltiple asesino más peligroso del sistema penitenciario cordobés. Esa sola circunstancia explica el nivel de custodia.

Las autoridades lo observan con atención: no se muestra violento, pero mantiene una postura desafiante, como en los primeros días tras su detención, cuando decía que “todo fue por justicia” y que su hijo “ahora estaba seguro”. Desde entonces, no volvió a hablar.

El fiscal de Violencia de Género y Familiar lo imputó por los homicidios agravados de Luna Giardina y Mariel Zamudio, bajo las figuras de vínculo, alevosía, criminis causae y mediar violencia de género, además de violación de domicilio.

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