13/11/2025 - Edición Nº1010

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Se murió “El chico más bello del mundo”, Bjorn Andersen

27/10/2025 | Actuó en Muerte en Venecia y en 2019 lo vimos en Midsommar, de la mano de Ari Aster.



Björn Andrésen, el actor sueco conocido mundialmente por su papel como Tadzio en Muerte en Venecia de Luchino Visconti, falleció a los 70 años y uno de sus últimos trabajos había sido en Midsommar, en 2019, de la mano de Ari Aster. Su muerte fue anunciada el sábado por el cineasta Kristian Petri en el periódico sueco Dagens Nyheter.

A los 15 años, Andrésen fue catapultado al estrellato por su interpretación del joven que encarna la belleza idealizada en la adaptación de la novela de Thomas Mann, un papel que lo convirtió en “el chico más bello del mundo”, según las palabras del propio Visconti. Sin embargo, esta etiqueta, lejos de ser un halago, se convirtió en una carga que definió su existencia.

La selección de Andrésen para Muerte en Venecia fue el resultado de una búsqueda exhaustiva por parte de Visconti, quien recorrió Europa en busca de un adolescente que encarnara la perfección estética descrita por Mann. En Estocolmo, el director italiano encontró a Björn, un joven tímido y algo mayor de lo que inicialmente buscaba, pero cuya presencia lo cautivó de inmediato.


Midsommar.

La película, estrenada en 1971 en el Festival de Cannes, no solo consolidó la carrera de Visconti, sino que también expuso a Andrésen a una fama abrumadora. El documental El chico más bello del mundo (2021), dirigido por Kristina Lindström y Kristian Petri, reveló el costo personal de esta experiencia.

A lo largo de su vida, Andrésen luchó contra las secuelas de su infancia rota, marcada por la muerte de su padre y el suicidio de su madre cuando tenía solo 10 años. Su carrera actoral continuó con más de 30 producciones, principalmente en Suecia, aunque él mismo describía su trayectoria como un descenso desde la cima inicial. En el ámbito personal, enfrentó tragedias como la muerte de su hijo pequeño y un período de depresión y alcoholismo tras su divorcio. 

Fue un fenómeno en Japón gracias al impacto de la película, pero para estar a la altura de esa exposición cayó en las adicciones. Jamás pudo construir una carrera musical, su verdadera pasión, un sueño que se vio frustrado por la percepción pública de su imagen, que lo encasillaba como un ícono de belleza en lugar de un artista.

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