El gobierno de Pedro Sánchez enfrenta uno de sus momentos más delicados desde su reelección. Junts per Catalunya (JxCat), el partido independentista que lidera Carles Puigdemont, está evaluando retirar su apoyo al Ejecutivo nacional, una decisión que pondría en jaque la estabilidad parlamentaria del país.
El grupo catalán anunció que someterá a votación interna la continuidad del acuerdo que mantiene con el gobierno, decisión que podría concretarse en los próximos días. Si se confirma la ruptura, el bloque de Sánchez perdería una parte fundamental de su respaldo en el Congreso, quedando sin mayoría para aprobar leyes y el presupuesto del año próximo.
Una relación cada vez más tensa
La alianza entre el gobierno central y JxCat comenzó a deteriorarse por el incumplimiento de varios compromisos, entre ellos la transferencia de competencias pendientes y el reconocimiento del catalán como lengua oficial en la Unión Europea. Desde el entorno de Puigdemont aseguran que la paciencia “se agotó” y que el Ejecutivo español no cumplió lo prometido tras la investidura.

Carles Puigdemont, líder de Junts per Catalunya, impulsa la ruptura con el Ejecutivo español por el incumplimiento de acuerdos.
Por su parte, desde La Moncloa intentan mantener la calma y aseguran que la legislatura puede continuar, aunque reconocen que la gobernabilidad se vería afectada si se confirma la salida de los catalanes.
Antecedentes de una alianza clave
JxCat fue una pieza fundamental para que Sánchez lograra su reelección en 2023. A cambio, el gobierno impulsó una polémica ley de amnistía que benefició a los implicados en el proceso independentista de 2017, entre ellos al propio Puigdemont, que estando exiliado en Bélgica, pudo regresar a la vida política sin enfrentar prisión. Ese gesto permitió recomponer parcialmente los vínculos con Cataluña, aunque las tensiones nunca desaparecieron.

El referéndum de 2017 marcó el inicio de la crisis política más profunda entre Cataluña y el Estado español en las últimas décadas.
La política española se ha caracterizado en los últimos años por gobiernos en minoría, obligados a negociar con partidos regionales para aprobar leyes y presupuestos. Sin el apoyo de Junts, el Ejecutivo dependería de nuevos acuerdos con otras fuerzas, lo que podría implicar más concesiones y una agenda legislativa mucho más limitada.
La posible retirada del apoyo de JxCat no implica una caída inmediata del gobierno, pero sí una pérdida de fuerza que complica la aprobación del presupuesto de 2026 y paraliza iniciativas clave. Además, abre un nuevo escenario de incertidumbre en plena recuperación económica y con compromisos internacionales en marcha.
El futuro de la legislatura española dependerá de nuevas alianzas políticas tras la posible salida de Junts del bloque oficialista.Para el independentismo catalán, el movimiento también tiene un valor simbólico: marcar distancia de Madrid y demostrar que sigue siendo decisivo en la política española. En un país acostumbrado a los equilibrios parlamentarios, esta nueva crisis podría redefinir el mapa político en los próximos meses.