Una tarde histórica se rememoró en una fecha como hoy, pero en el calendario de 1957, cuando la selección argentina de fútbol se jugaba el pase al Mundial de Suecia 1958. El desafío era en la cancha de Independiente, que funcionaba como localía del combinado nacional, y el rival era Bolivia. La presión por sellar la clasificación era inmensa, pero el técnico Guillermo Stábile confió en una base que en aquel entonces dominaba el fútbol local: River Plate.
El plan de Stábile fue audaz y se materializó en una alineación inicial que pasaría a la posteridad. Nueve de los once titulares que saltaron al campo de juego provenían del Millonario, el equipo más poderoso del fútbol argentino en esos tiempos y que despertaba una profunda admiración en el Viejo Continente.

El arco era custodiado por Amadeo Carrizo, y la defensa contaba con Alfredo Pérez y Federico Vairo. En el mediocampo estaba el gran Néstor "Pipo" Rossi y Gilberto Sola. La delantera estaba compuesta por Eliseo Prado, Norberto Menéndez, Roberto Zárate y el eterno Ángel Labruna. La hegemonía Millonaria solo se vio interrumpida por dos futbolistas de otros clubes: el mediocampista de Boca, Francisco Lombardo, y el gran puntero de Racing, Oreste Omar Corbatta.
El partido se desarrolló con la esperada fricción. En el primer tiempo, Roberto Zárate logró marcar el primero llevando el encuentro al descanso con una mínima ventaja para el equipo de Stábile, que también tuvo que lidiar con la dureza de las patadas bolivianas. Sin embargo, el complemento fue una historia completamente diferente. Con la calidad de sus jugadores, la selección argentina, liderada por la jerarquía de Vairo y Rossi, lo superó técnica y futbolísticamente transformando el partido en una fiesta de goles.

La goleada se gestó con las conquistas de Corbatta, Prado y el aporte goleador de un Martínez que ingresó desde el banco, sellando un contundente 4-0. El resultado no solo aseguraba la victoria, sino que también era el pasaporte directo para la Copa del Mundo que se disputaría en tierras escandinavas. Nueve titulares de un mismo club en un partido crucial de Eliminatorias es una marca que parece invencible en el fútbol actual. A modo de contraste, incluso en 1995, cuando River también aportó una base importante, el número solo ascendió a seis futbolistas en un amistoso contra Perú, evidenciando lo extraordinario del récord de 1957. Tanto ahora como hace 68 años, River y la selección siempre estuvieron unidos.