Derrota mediante, pero sin dramatismos. Así se vivió la noche del domingo en el Centro Cívico, donde Martín Llaryora y Juan Schiaretti encabezaron una extensa reunión con sus principales colaboradores antes de admitir públicamente la caída de Provincias Unidas frente a La Libertad Avanza en Córdoba. El encuentro duró más de dos horas y, según testigos, ambos líderes coincidieron en un diagnóstico que sonó ensayado: el resultado fue producto de un “fenómeno nacional” que se repitió en casi todo el país.
“Hicimos todo lo posible, pero la ola Milei arrasó en todos lados. Fue otro fenómeno nacional, como en 2023”, resumieron, casi con las mismas palabras, voceros de ambos sectores.
La diferencia de 14 puntos a favor de los libertarios -encabezados por el debutante Gonzalo Roca- marcó una derrota dura para el cordobesismo, que aún así se aferra a un dato que Schiaretti se encargó de resaltar: “Seguiremos teniendo seis diputados nacionales”, insistió ante su círculo más cercano.
El exgobernador llegó al Centro Cívico acompañado por Carlos Massei y fue recibido por Llaryora junto al ministro de Comunicación, Daniel Pastore. A la mesa, café, masas y rostros cansados. Pese al clima, no hubo reproches. Las encuestas ya les advertían de un repunte libertario y los boca de urna habían anticipado lo peor.
En la conversación privada se reconoció la potencia del voto libertario en las grandes ciudades -donde la diferencia superó los 19 puntos-, pero no hubo críticas directas al intendente Daniel Passerini. Aun así, en el entorno del gobernador algunos apuntaron a la falta de liderazgo en la Capital, mientras los passerinistas replicaron que heredaron “un municipio al borde del default”.
Entre los datos que repasaron Schiaretti y Llaryora, uno generó especial irritación: los más de 93 mil votos obtenidos por Agustín Spaccesi, un exlibertario que utilizó colores y logos similares a los de La Libertad Avanza. En el llaryorismo creen que esa confusión restó apoyos a Provincias Unidas. “El voto engaño fue la quinta fuerza en la provincia”, ironizó un dirigente libertario.
Con el resultado consolidado, los referentes se trasladaron al hotel Quorum para saludar brevemente a la militancia y luego regresaron al Centro Cívico para seguir por televisión el discurso de Javier Milei. Allí coincidieron en que “apostar fuerte a la candidatura del Gringo evitó una debacle total”, sin cuestionar el costo de la campaña ni la estrategia política.
Con la elección ya en el pasado, el peronismo cordobés comienza a pensar en el futuro. En el oficialismo recuerdan que en 2021 la derrota fue mucho más amplia -29 puntos frente a Juez y De Loredo- y que dos años después recuperaron terreno con las victorias de Llaryora y Passerini. Sin embargo, esta vez el golpe fue distinto: el cordobesismo perdió el aura de invencible que lo acompañó durante dos décadas.
En el horizonte aparece también la figura de Natalia de la Sota, que pese a su bajo desempeño sigue siendo un factor interno que Llaryora deberá administrar. “Hay que resolver el factor De la Sota si se quiere proyectar 2027”, admiten en voz baja.
Mientras tanto, en el entorno del gobernador confían en sostener el vínculo con el Gobierno nacional para asegurar fondos y oxígeno político. Pero algunos dirigentes advierten un riesgo: que Milei consolide su poder y promueva en Córdoba un candidato alineado con su modelo, lejos del “Estado presente” que defiende el gobernador.
Por ahora, en el cordobesismo prefieren mirar hacia adelante y convencerse de que, al menos, evitaron una caída peor.