El escrutinio definitivo de las elecciones legislativas comenzó en las últimas horas bajo la órbita del Poder Judicial y mantiene en vilo a ocho provincias donde el resultado podría redefinir el mapa político. En el centro de la escena, la provincia de Buenos Aires, el histórico bastión del peronismo, aparece como el escenario más sensible para el Gobierno de Javier Milei.
En el distrito bonaerense, la diferencia entre el libertario Diego Santilli y el peronista Jorge Taiana fue de apenas 46.000 votos, un margen menor al 0,3% del padrón. La atención está puesta en los 206.177 votos nulos, 4.277 recurridos y 2.122 impugnados, que podrían modificar el reparto final de bancas, incluso si no alcanzan para revertir el resultado general.
Desde La Plata, el comando electoral de Unión por la Patria pidió una revisión “urna por urna” y apuntó a la falta de capacitación y a los errores derivados del uso de la Boleta Única de Papel (BUP), implementada por primera vez en la mayoría de los distritos. “Cada voto mal contado en Buenos Aires puede cambiar una banca en el Congreso”, advirtió un operador peronista del conurbano.
El oficialismo libertario, en cambio, busca dar por cerrado el conteo. En Casa Rosada aseguran que el resultado “ya está consolidado” y que el kirchnerismo intenta “sembrar dudas sobre la transparencia del sistema”. No obstante, el nerviosismo es evidente: una modificación mínima en los guarismos bonaerenses podría alterar la correlación de fuerzas legislativas que Milei necesita para aprobar reformas clave en 2026.
Las miradas también se posan sobre otras provincias donde la diferencia fue milimétrica: en La Rioja, el peronismo de Raúl Jalil ganó por solo 621 votos, y en Santa Cruz, el sacerdote Juan Carlos Molina se impuso por 728 sufragios. En Chaco, el exgobernador Jorge Capitanich aún no reconoce su derrota, confiando en que el recuento pueda darle vuelta la elección y transformarlo de senador por la minoría a senador por la mayoría.
Con los ojos puestos en Buenos Aires, el peronismo juega su última carta. Un cambio de tendencia, aunque sea en una sola banca, le permitiría mostrarse vivo políticamente tras una derrota nacional que lo dejó golpeado. En el fondo, más que los números, lo que se disputa en este recuento es el signo político del nuevo Congreso y el relato de quién ganó realmente la elección.