04/11/2025 - Edición Nº1001

Internacionales

Estrategia fallida

La polémica frase de Evelyn Matthei que podría costarle la elección

29/10/2025 | Las declaraciones sobre el golpe de 1973 y el tono agresivo de su equipo erosionan la imagen centrista que la candidata buscaba consolidar.



La candidatura de Evelyn Matthei nació como la apuesta de la derecha tradicional chilena para reconquistar el centro político y enfrentar la polarización del escenario electoral. Con un discurso centrado en la experiencia, el orden y la gobernabilidad, la exalcaldesa de Providencia buscaba diferenciarse tanto de la izquierda del gobierno de Gabriel Boric como del tono radical de José Antonio Kast. Sin embargo, una serie de errores discursivos y alianzas inoportunas han debilitado su perfil moderado y reducido su margen de maniobra a pocos meses de las elecciones.

La tensión comenzó con las declaraciones de su jefe de campaña, Diego Paulsen, quien llamó al Ejecutivo un “gobierno de atorrantes. Lejos de distanciarse, Matthei defendió el comentario y acusó al gobierno de falta de gestión. El episodio marcó un quiebre en su estrategia: la candidata que buscaba mostrarse como opción racional y dialogante terminó asociada al lenguaje agresivo que dice rechazar. Esa contradicción, amplificada por los medios, erosionó su credibilidad ante el electorado moderado, clave para acceder a una eventual segunda vuelta.

Las sombras del pasado

A la controversia comunicacional se sumó una frase que reabrió heridas históricas: Matthei afirmó que fue “inevitable que hubiese muertos” tras el golpe militar de 1973. Aunque intentó matizar el comentario, el daño ya estaba hecho. La afirmación reactivó el debate sobre la memoria y la responsabilidad civil durante la dictadura, una cuestión que en Chile sigue marcando líneas divisorias. En lugar de tender puentes, la candidata se mostró prisionera de un pasado político que su propio sector no ha sabido procesar completamente, lo que alimenta la percepción de una derecha que no logra renovarse.

El impacto fue inmediato: encuestas recientes muestran un descenso sostenido en su intención de voto, ubicándola incluso por debajo del aspirante libertario Johannes Kaiser. Analistas coinciden en que Matthei enfrenta un dilema: mantener la alianza con sectores duros de su coalición o reconstruir la confianza con votantes de centro que hoy la ven con desconfianza. La falta de un discurso coherente entre lo que dice y lo que representa se ha convertido en su mayor obstáculo.

Un dilema para la derecha chilena

El caso de Matthei refleja una tensión más amplia dentro de la derecha chilena: la dificultad de reconciliar la demanda de firmeza de su base con la necesidad de empatía y moderación que exige el centro político. Intentar seducir a ambos grupos a la vez parece una tarea imposible en un contexto donde el electorado castiga las incoherencias y exige autenticidad. Su campaña, que comenzó como promesa de unidad, hoy parece atrapada entre dos fuegos ideológicos.

De no corregir el rumbo, Matthei corre el riesgo de perder el espacio que pretendía liderar y ceder protagonismo a alternativas más claras, ya sea por la derecha o por la izquierda. En un escenario polarizado, la indefinición se paga caro. Su futuro político dependerá de si logra distanciarse de los discursos duros sin alienar a su base conservadora, una tarea que pocos candidatos han conseguido en la historia reciente chilena.

Un liderazgo en entredicho

A medida que se acerca la primera vuelta, el equipo de Matthei intenta recuperar terreno con gestos de conciliación y propuestas de gobernabilidad. Pero el daño simbólico ya está hecho: para buena parte del electorado, su figura quedó asociada a un estilo político del pasado. Si no logra reformular su mensaje y establecer una narrativa convincente, la candidata podría convertirse en ejemplo de cómo una mala gestión discursiva puede derrumbar una campaña con potencial.

En definitiva, la trayectoria de Evelyn Matthei en 2025 ilustra el riesgo de construir una candidatura sobre un equilibrio frágil entre la moderación y la confrontación. Su mayor desafío ya no es vencer a sus rivales, sino reconstruir la confianza que perdió entre los votantes que alguna vez creyeron en su promesa de cambio.