El presidente Gustavo Petro volvió a generar controversia tras afirmar que no es correcto llamar narcotraficantes a los lancheros del Caribe colombiano implicados en el transporte de droga. Según el mandatario, estos trabajadores son en realidad “obreros del narcotráfico”, personas empujadas por la necesidad y la falta de oportunidades. Sus declaraciones, realizadas durante un acto oficial en Cartagena el 23 de octubre, desataron críticas generalizadas tanto en el ámbito político como en la opinión pública.
Petro sostuvo que muchos pescadores y trabajadores costeros participan en el tráfico marítimo de drogas no por vocación criminal, sino por sobrevivencia. Sin embargo, sus palabras fueron interpretadas por amplios sectores como un intento de minimizar la gravedad del narcotráfico y diluir la responsabilidad penal de quienes colaboran con estas redes. Analistas advirtieron que el discurso presidencial trivializa el fenómeno del crimen organizado al reducirlo a una cuestión socioeconómica.
Las reacciones no se hicieron esperar. Dirigentes de la oposición, entre ellos María Fernanda Cabal y David Luna, acusaron a Petro de “romantizar el delito” y de enviar un mensaje de impunidad a quienes participan en actividades ilegales. En redes sociales, la etiqueta #ObrerosDelNarcotráfico se convirtió en tendencia nacional, con miles de mensajes cuestionando la postura del jefe de Estado. Incluso algunos aliados del Pacto Histórico optaron por el silencio ante la magnitud de la polémica.
Organizaciones de víctimas del narcotráfico calificaron la declaración como una ofensa moral. Señalaron que mientras las comunidades han sufrido por décadas los efectos de la violencia asociada al narcotráfico, el presidente elige un discurso que humaniza a los victimarios y omite el dolor de los afectados. Varios columnistas apuntaron que Petro parece más interesado en la retórica ideológica que en las consecuencias reales de sus palabras.
La controversia también tuvo eco fuera del país. En Estados Unidos, algunos medios recordaron que Colombia es uno de los principales receptores de ayuda antidrogas y que frases como las de Petro podrían erosionar la cooperación bilateral. Expertos en seguridad señalaron que el discurso presidencial proyecta debilidad en la lucha contra el narcotráfico y confunde el mensaje del Estado frente al crimen transnacional.
A nivel interno, la frase volvió a alimentar la percepción de que el mandatario prioriza el discurso simbólico por encima de la gestión efectiva. Si bien Petro buscaba visibilizar la desigualdad en las costas caribeñas, terminó encendiendo un debate que pone en duda su capacidad para distinguir entre comprensión social y legitimación del delito. La polémica, lejos de apagarse, refuerza la imagen de un gobierno atrapado entre la retórica y la realidad.