31/10/2025 - Edición Nº997

Internacionales

Guerra urbana

Río de Janeiro: el operativo policial que dejó más de 130 muertos

30/10/2025 | Vecinos hallaron decenas de cuerpos en las favelas del norte de la ciudad tras un operativo contra el Comando Vermelho que dejó un saldo histórico de muertos.



Río de Janeiro amaneció sumida en el horror. Lo que comenzó como una operación policial contra el crimen organizado terminó en una de las jornadas más sangrientas de su historia reciente. En los complejos de favelas Penha y Alemão, miles de vecinos despertaron entre disparos, helicópteros y tanquetas. Horas después, cuando el silencio regresó, los cuerpos aparecieron: primero en las calles, luego en los matorrales, sumando más de 130 víctimas, según denuncias vecinales.

El operativo, que movilizó a 2.500 agentes de las Policías Civil y Militar, buscaba desmantelar la estructura del Comando Vermelho, el grupo narco más antiguo del país. Las autoridades confirmaron 64 muertos y 81 detenidos, pero las cifras reales parecen mucho mayores. El hallazgo de más de 60 cuerpos adicionales en las colinas cercanas ha desatado una ola de indignación y reclamos de investigación internacional por posibles ejecuciones extrajudiciales.

El poder del Comando Vermelho

El objetivo central del operativo era capturar a Edgar Alves de Andrade, alias “Doca”, presunto cabecilla del Comando Vermelho. Las autoridades aseguran haber destruido varios laboratorios de drogas y decomisado más de 90 fusiles de alto calibre. Sin embargo, los residentes relatan que la violencia fue indiscriminada, con tiroteos que duraron más de doce horas y viviendas perforadas por balas. Escuelas y hospitales suspendieron actividades mientras el gobierno estatal hablaba de una “guerra por la recuperación del territorio”.

El gobernador Cláudio Castro defendió la acción policial y afirmó que el Estado “no se rendirá ante el narcoterrorismo”. No obstante, organismos de derechos humanos han calificado la operación como una masacre sin precedentes. La Oficina de la ONU para los Derechos Humanos pidió explicaciones al Gobierno brasileño y recordó que Brasil es uno de los países con mayor letalidad policial del mundo.

Río, ciudad sitiada

Los barrios del norte de Río permanecen paralizados. Transporte suspendido, escuelas cerradas y centenares de familias desplazadas son parte del saldo invisible que deja la llamada Operación Contención. Las imágenes difundidas muestran calles vacías y vecinos trasladando cuerpos en carretillas ante la ausencia de autoridades forenses. La población, acostumbrada a los enfrentamientos, habla de un nivel de violencia que supera todo precedente.

El impacto emocional también es profundo. Muchos habitantes denuncian que la policía actúa como un ejército de ocupación, generando terror en zonas ya marcadas por la pobreza. Las iglesias locales improvisan refugios, mientras ONG’s internacionales exigen la suspensión de futuras operaciones de este tipo. La narrativa oficial insiste en un golpe exitoso al crimen, pero en los barrios reina el duelo.

Entre la seguridad y la barbarie

La megaoperación de Río plantea un dilema profundo sobre los límites del uso de la fuerza en la lucha contra el narcotráfico. Si bien las autoridades presumen resultados, el costo humano cuestiona la eficacia de un modelo que repite patrones de militarización urbana sin resolver las causas estructurales de la violencia. La probabilidad de que este tipo de intervenciones reduzca la criminalidad de forma sostenida es baja.

Brasil enfrenta un punto de inflexión. La crisis de seguridad en Río revela tanto la incapacidad institucional como el agotamiento de una estrategia centrada en la represión. A menos que surjan políticas públicas orientadas a la inclusión y el desarrollo de las favelas, la espiral de violencia continuará y la ciudad seguirá siendo un escenario de guerra no declarada.