11/11/2025 - Edición Nº1008

Agro

Economías Regionales

La vitivinicultura mendocina, golpeada por una "tormenta perfecta"

30/10/2025 | Segun la Fundación Mediterránea, el sector sufre la menor demanda mundial, un freno en el consumo interno y precios que no repuntan



El sector vitivinícola argentino, y en particular el mendocino, atraviesa una etapa de debilidad marcada por la combinación de menor demanda mundial, estancamiento del consumo interno y precios deprimidos. Según un informe elaborado por el IERAL de la Fundación Mediterránea, estos factores han generado “un ajuste visible en toda la cadena, desde los precios del vino y la uva hasta la superficie cultivada”.

En los mercados externos, el consumo global de vino continúa descendiendo, lo que se traduce en menores volúmenes exportados y precios en dólares más bajos. “No sólo ha sido un problema de costos altos en dólares, sino que se ha reducido el consumo mundial de esta bebida”, explicó la entidad. Esta situación impacta de manera directa sobre la economía de Mendoza, principal provincia productora.

En Argentina, el vino que no se exporta se canaliza al mercado local, pero con precios más bajos. La Fundación Mediterránea precisó que “la situación ha sido distinta entre los segmentos: en los varietales aumentaron las cantidades vendidas, mientras que sus precios se estabilizaron, mostrando cierta capacidad de sostener la demanda local”. En cambio, “en los vinos genéricos la caída ha sido doble, porque se venden menos litros y a precios sensiblemente más bajos”.

La menor demanda externa y el estancamiento del consumo interno generaron una acumulación creciente en los stocks dde esta bebida. Medidos en meses de consumo total, “estos inventarios pasaron de un promedio cercano a cuatro meses en el periodo previo al año 2010, a casi siete en los últimos años, y podrían superar esa cifra hacia mediados de 2026”. El informe subrayó que este aumento “refleja el desajuste entre producción y ventas, y constituye un factor central en la caída de los precios del vino”.

Qué pasa en los viñedos

Respecto de la materia prima, la entidad observó que los precios reales de la uva “se ubican entre los niveles más bajos de la última década”. Sin embargo, aclararon que “no siguen una tendencia bajista permanente, sino que usualmente llegan a un mínimo y luego se incrementan”. Este comportamiento se asocia a la variación de las cosechas, pero el documento también advirtio sobre un fenómeno estructural vinculado al cambio en los patrones de consumo.

“En una cosecha normal, los precios caen, y lo inverso ocurre cuando se obtiene poca uva”, señaló el trabajo. No obstante, añadió que “a medida que va disminuyendo la cantidad demandada de vinos, también caen sus volúmenes elaborados”. Así, los precios fluctúan, pero el ajuste principal “viene vía cantidades”.

El estudio también destacó la reducción de la superficie de viñedos como una consecuencia directa de la menor rentabilidad. “Cuando la rentabilidad del cultivo cae, muchos productores optan por reemplazar o abandonar parte de sus fincas, especialmente aquellas de menor productividad”, indicó el informe.

Una mirada a la historia del sector

El análisis histórico muestra tres etapas diferenciadas. En los años ochenta, “la crisis del sector provocó una fuerte erradicación de viñedos, que redujo la superficie en más de un tercio”. Luego, entre mediados de los noventa y 2010, “la recuperación de precios y la expansión exportadora impulsaron nuevas plantaciones”. Desde entonces, la superficie vuelve a caer gradualmente, reflejando “un ajuste estructural ante la pérdida de dinamismo del mercado del vino”.

La Fundación Mediterránea remarcó que “la coyuntura depende de las cosechas de uvas, mientras que la tendencia viene determinada por el consumo de vinos argentinos”. En las últimas cinco décadas, se registraron tres grandes tendencias: “de la sobreoferta a la reconversión en los ochenta, la expansión y modernización en los noventa, y la menor demanda en los últimos años”.

Durante los noventa y los primeros años de este siglo, “el aumento del consumo mundial de vinos y el tipo de cambio competitivo impulsaron una etapa de expansión sin precedentes”. Sin embargo, en la actualidad, “el consumo mundial de vinos muestra una tendencia descendente, y el mercado interno continúa reduciéndose, sobre todo en los vinos genéricos”.

En 2025, la combinación de una cosecha normal y un menor consumo interno y mundial generó una baja en los precios del vino y de la uva. “Si en un futuro la cosecha disminuye, los precios de las uvas podrían recuperarse, pero continuaría el problema de la menor demanda de vinos”, advirtió el documento.

Políticas para dinamizar el sector

Frente a este escenario, la Fundación Mediterránea analizó distintas alternativas de política vitivinícola. “Si se mantiene la tendencia decreciente en el consumo de vinos, la competencia entre países productores será cada vez más intensa”, indicaron. En ese contexto, “tienen ventajas aquellos productores que están más cerca de los grandes centros consumidores, cuentan con estabilidad macroeconómica y disponen de acuerdos comerciales que disminuyen aranceles”.

“En la mayoría de esos aspectos, Mendoza parte de una posición menos favorable”, señaló el informe. Por eso, las políticas económicas “deberían apuntar a reducir esas desventajas”. Más que vitivinícolas, se trata de políticas “de índole macroeconómica, en la cual el gobierno provincial poco puede hacer”.

La Fundación diferenció entre problemas coyunturales y estructurales. “Cuando el problema es coyuntural, se puede pensar en medidas que reduzcan las oscilaciones de precios”, como mecanismos de compra y venta de uvas o vinos según los periodos de abundancia o escasez. Pero si la tendencia decreciente del consumo persiste, “el problema es estructural” y requiere estrategias de reconversión productiva.

“Una consecuencia de esta situación es el abandono de viñedos, que resulta traumática”, advirtió el informe. En ese marco, una opción sería “asistir a aquellos productores que decidan cambiar de rubro”, mediante programas de erradicación o reconversión productiva.

Finalmente, la Fundación Mediterránea consideró que “se vende menos al mercado externo y también en el interno, especialmente los vinos genéricos”. Con precios bajos para los productores y costos internos en aumento, el sector enfrenta un desafío central: “cómo sostener la competitividad y hacer una transición menos traumática para los productores”.

Según el informe, “Mendoza cuenta con un potencial significativo, pero la clave será cómo el sector vitivinícola enfrenta los desafíos actuales para sostener su viabilidad y generar crecimiento”.