13/11/2025 - Edición Nº1010

Internacionales

Cambio de imagen

Las gafas de Pedro Sánchez y la estrategia detrás de su nuevo look

31/10/2025 | El presidente español sorprendió en el Senado con unas gafas Dior que generaron debate.



Durante su comparecencia por el Caso Koldo en el Senado, Pedro Sánchez apareció con un detalle que acaparó más atención que sus declaraciones: unas gafas Dior de montura retro. Lo que parecía un accesorio funcional terminó funcionando como un gesto político.

Era la primera vez que se lo veía con anteojos en un acto oficial. Más allá de su utilidad para leer documentos, las gafas -modelo Dior 2601, de estilo ochentoso y tonalidad carey- proyectaron una imagen más analítica, intelectual y sobria. Con ellas, el presidente reforzó el arquetipo del líder reflexivo, analítico y racional, aquel que se apoya más en la calma y el estudio que en el impulso o la reacción.


Detalle de las monturas: modelo Dior 2601 30, de estilo retro y montura carey-metal, que el presidente sacó a la luz en Madrid.

Tanto el propio Pedro Sánchez como la óptica que lo asesora desde hace años aclararon luego que las gafas no eran una novedad, sino un modelo que ya tenía desde hacía alrededor de cinco años. Según explicaron, se trata de una montura que conserva porque le resulta cómoda y que fue elegida tiempo atrás, mucho antes de la polémica. Ese detalle aporta una capa interesante a la lectura política: el gesto no responde a un capricho de moda ni a una maniobra improvisada, sino a una elección coherente y sostenida en el tiempo, que refuerza la idea de continuidad, sobriedad y consistencia en su imagen pública.

Para los especialistas en comunicación política, el gesto fue mucho más que estético. Las gafas funcionaron como una cortina simbólica, no para ocultar, sino para redirigir el foco. En lugar de que la conversación pública girara en torno a las acusaciones del Senado, gran parte de la atención mediática se concentró en su “nuevo look”. Un ejemplo claro de cómo los detalles visuales pueden modificar la narrativa.

El efecto no es nuevo en la política. Otros líderes han recurrido a estrategias similares en momentos de desgaste. Barack Obama cambió su peinado y usó lentes de lectura en conferencias clave; Angela Merkel adoptó colores sobrios para marcar distancia emocional en tiempos de crisis; Justin Trudeau, tras polémicas internas, apareció con barba y ropa menos formal. En todos los casos, se trató de microgestos de reinvención controlada, diseñados para humanizar, relajar o reposicionar una imagen ante la opinión pública.

Sánchez parece haber seguido ese camino. Las gafas aportan una nueva lectura de su figura: menos distante, más humana, más introspectiva. En un contexto tenso, transmiten serenidad, concentración y dominio de la situación. El accesorio, además, equilibra lo clásico y lo moderno -montura sobria pero de firma Dior-, proyectando sofisticación sin ostentación.

Al mismo tiempo, el accesorio refuerza la idea del líder racional, aquel que prioriza el análisis y la serenidad frente a la polémica. En un momento en que su gobierno enfrenta cuestionamientos, la imagen del presidente leyendo documentos con calma y mirada concentrada construye una narrativa opuesta a la del político acorralado.


Como Sánchez ahora, Merkel también entendió que en política los pequeños cambios de imagen pueden transformar la narrativa.

Las redes sociales también hicieron su parte. Los memes que lo comparaban con Clark Kent -el alter ego intelectual de Superman- multiplicaron la repercusión y, de manera indirecta, reencuadraron su figura: menos confrontativa, más controlada y con una dosis inesperada de simpatía. En definitiva, las gafas de Pedro Sánchez no fueron solo un complemento: fueron una herramienta de comunicación política. Un símbolo pequeño pero eficaz para desviar la mirada, humanizar al líder y recordarle al público que, en política, a veces los gestos dicen más que las palabras.

En la política contemporánea, la estética también es discurso, y en este caso, las gafas funcionaron como una herramienta sutil de reposicionamiento. Un gesto calculado pero natural, cargado de intención: mostrar a un Sánchez más lector que orador, más sereno que reactivo, más humano que icónico. Una estrategia visual que, sin pronunciar una sola frase, logró redirigir el foco y reescribir -al menos por un momento- la narrativa en torno a su figura.