Tras el triunfo electoral, La Libertad Avanza busca aislar al kirchnerismo y retomar el control de la agenda parlamentaria.
Encauzar la relación con el PRO y profundizar el diálogo con los gobernadores más cercanos son las señales más claras en esa dirección.
A diferencia del tono confrontativo de los primeros dos años de gestión, la idea de “ampliar la base de sustentación” y de lograr “consensos” emergieron en el vocabulario libertario.
Socarronamente, no faltaron quienes equiparon esta nueva versión mileista a la propuesta que en 2022 y 2023 esbozaba Horacio Rodríguez Larreta cuando pretendía acordar políticas públicas con un “70% de apoyo”, donde excluía al kirchnerismo, la izquierda y otras versiones “extremas”, en alusión tácita a Milei.
“Con lo que alcanza para ganar una elección en la Argentina, no alcanza para las transformaciones. Con 50% más 1% se gana una elección, pero no se transforma. Tenemos que buscar 70% de apoyo, 70% es figurativo. No es 50% y tampoco es 100%, la unanimidad no existe. Yo con el kirchnerismo y con la izquierda no me voy a poner de acuerdo nunca con la visión de país”, sintetizaba Larreta en la tercera edición del AmCham Summit, del 2022.
Tranquilamente podrían ser definiciones de la actual versión del presidente. “Si llegamos desde la grieta insultando a todo el resto, no hay posibilidad de convocarlos a un gobierno de unidad. Por eso importa la manera en que uno llega”, decía también el exalcalde porteño, en referencia al estilo libertario.
El gobierno gozará de una primavera política en las próximas semanas, pero la idea de “aislar” al kirchnerismo no es un objetivo inédito. También lo había intentado Mauricio Macri, tratando de ungir a Sergio Massa como referente del peronismo, pero el viento de cola político no duró demasiado y en el 2019 Cristina Kirchner ya tenía la centralidad absoluta de la oposición.
FA