El gobierno de Javier Milei avanza con una profunda transformación del régimen laboral argentino que incluye jornadas ampliadas, bancos de horas, topes indemnizatorios y la reintroducción de los tickets canasta y luncheon tickets, herramientas muy utilizadas durante los años noventa bajo la presidencia de Carlos Menem.
La propuesta -que ya ingresó a la Cámara de Diputados como parte del proyecto de “modernización laboral”- busca que los vales alimentarios, que podrían representar hasta un 20% del salario, sean considerados beneficios no remunerativos. En otras palabras, quedarían fuera del cálculo de aportes, contribuciones y posibles indemnizaciones por despido.
El esquema se apoya en el artículo 103 bis de la Ley de Contrato de Trabajo, que regula los “beneficios sociales”. La figura fue incorporada en 1989 a través de un decreto de necesidad y urgencia, y recién en 1996 se incluyó formalmente en la ley. Durante más de una década, los tickets fueron utilizados por las empresas como un mecanismo para contener el costo salarial.
Ante las reiteradas quejas sindicales, en 2007 -gobierno de Néstor Kirchner- se sancionó la Ley 26.341, que dispuso un proceso progresivo de incorporación de los vales al salario. Dos años después, la Corte Suprema de Justicia de la Nación puso punto final al debate al declarar la inconstitucionalidad del inciso c del artículo 103 bis, que negaba el carácter salarial de esos vales.
La decisión fue tomada en la causa “Pérez Aníbal c/ Disco S.A.” con el voto conjunto de los jueces Ricardo Lorenzetti, Enrique Petracchi, Juan Carlos Maqueda y Raúl Zaffaroni, al que se sumó otro pronunciamiento de las juezas Elena Highton de Nolasco, Carmen Argibay y el magistrado Carlos Fayt.
El reclamo se originó cuando un trabajador del supermercado Disco, despedido en 2004, argumentó que los vales mensuales debían computarse como parte de su salario, lo que impactaría en la indemnización por despido. Tras fallos contradictorios en primera instancia y en la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, el caso llegó al máximo tribunal.
En su voto, Lorenzetti, Petracchi, Maqueda y Zaffaroni destacaron que conceptos como “salario justo” y “salario mínimo vital y móvil” están íntimamente vinculados con la posibilidad de una “vida digna” para el trabajador y su familia. “Se trata de que a la persona trabajadora le sea reconocido, de manera tan plena como sincera, que se ha ganado la vida en buena ley, y que toda ganancia que obtiene del empleador con motivo o a consecuencia del empleo resulta un salario”, afirmaron.
Por su parte, Highton, Argibay y Fayt hicieron hincapié en los debates legislativos que llevaron a la incorporación de los vales al salario y señalaron que era inadmisible que no se considerara salario una prestación que, como los citados vales alimentarios, entrañó para el trabajador una “ganancia”.
En su fallo, la Corte calificó como “poco afortunada, carente de contenido y un evidente contrasentido” la definición de los vales como beneficios sociales no remunerativos. Ahora, casi dos décadas después, la iniciativa oficial que busca reinstaurar el sistema de tickets reabre un debate jurídico y político que parecía cerrado.