En Berazategui, y a menos de una semana de la derrota electoral, Axel Kicillof reunió a unos cuarenta intendentes de su espacio Movimiento Derecho al Futuro en una casona del Parque Pereyra Iraola. El clima, lejos del pesimismo, fue de euforia y relanzamiento político. “La elección 2025 ya pasó, ahora empieza el camino a 2027”, fue la frase que marcó el tono del encuentro.
El gobernador bonaerense busca instalarse como líder del peronismo nacional tras la carta publicada por Cristina Fernández de Kirchner, en la que lo responsabilizó por el resultado electoral. A pesar de la tensión, Kicillof evitó responderle directamente, pero remarcó que “algo bien debe estar haciendo” si su figura genera tanto debate dentro del movimiento.
Los intendentes coincidieron en respaldar su conducción y en iniciar una campaña con el lema “Volver al peronismo”, que busca recuperar las banderas históricas del movimiento y diferenciarse del kirchnerismo más cerrado. “El comunicado de Cristina no aportó nada. Kicillof es el futuro del peronismo”, aseguró Alfredo Fisher, jefe comunal de Laprida.
Sin embargo, la interna no da tregua. Algunos jefes distritales, como Ricardo Alessandro de Salto, reclamaron “romper definitivamente con La Cámpora”. En su entorno sostienen que el gobernador no quiere “pagar el costo político” de pedir renuncias, pero el malestar con los ministros camporistas crece.
El texto de Cristina también provocó movimiento en el gabinete: los funcionarios más cercanos a Kicillof almorzaron en la casa del ministro Carlos Bianco antes del encuentro, mientras que los ministros ligados a Máximo Kirchner adoptaron distintas posturas frente a la carta. Algunos la compartieron, otros prefirieron el silencio.
El encuentro se realizó finalmente en una casona histórica del parque, mandada a construir por Juan Domingo Perón para el descanso de Evita. El símbolo no pasó inadvertido: en medio de una interna que amenaza con fracturar al peronismo bonaerense, Kicillof busca proyectarse desde la historia hacia el futuro.