El verano se empieza a planificar cuando todavía falta guardar los abrigos. En las áreas de marketing de las principales empresas del país, octubre marca el inicio de una maquinaria que combina creatividad, análisis de escenarios, reuniones con agencias y revisiones de presupuesto. La Costa Atlántica vuelve a ser el campo de batalla predilecto para construir presencia, cultura de marca y fidelidad, incluso en un contexto económico desafiante.
Este año, la planificación llega atravesada por la incertidumbre política y financiera. Si bien algunos planes se demoraron por el clima electoral, las compañías coinciden en un punto: la temporada no se abandona. Pinamar, Cariló, Mar del Plata y, de manera creciente, Costa Esmeralda y Chapadmalal, continúan como enclaves estratégicos para el despliegue de acciones de marca. A esto se suman alternativas que ganan espacio como Córdoba, Mendoza o Bariloche.
“La conversación de verano empieza en octubre en los departamentos de marketing”, resume Marcelo de Elizalde, director de Unit Consulting. Y aclara que los tiempos no son iguales para todos los jugadores: quien quiera ser sponsor de un parador premium debe iniciar conversaciones desde mitad de año, mientras que las propuestas itinerantes permiten mayor flexibilidad. La tendencia reciente muestra un equilibrio entre presencia fija en balnearios y experiencias móviles que recorren distintos puntos de la costa con una misma narrativa.
El verano, explican los especialistas, es un momento excepcional para conectar emocionalmente con los consumidores. Las personas están distendidas, abiertas y más receptivas a nuevas experiencias. Esa disponibilidad convierte cada interacción —desde un evento nocturno hasta una degustación exclusiva— en una oportunidad para fidelizar. “Dos semanas de vacaciones pueden consolidar una relación durante todo el año”, señalan desde el sector.
A la vez, las marcas entienden que el impacto no se logra solo con visibilidad: la consistencia y la calidad son esenciales. El tradicional merchandising sigue vigente, pero dejó de ser un simple recuerdo para transformarse en una pieza estratégica de la experiencia. “Si se reparte por repartir, pierde valor. Debe estar alineado con el estilo de vida del consumidor”, advierte De Elizalde.
En esa línea, Mariela Mociulsky, CEO de Trendsity, remarca la importancia de leer las expectativas sin invadir: “Hoy es fundamental conocer los estilos de vida de los consumidores, pero sin atravesar los límites de su privacidad, especialmente en un momento donde buscan descansar y compartir tiempo de calidad”.
La temporada llega con un desafío renovado: hacer más con menos. La creatividad deberá suplir ajustes de presupuesto en algunas industrias, mientras que otras aprovecharán el comienzo de un nuevo ejercicio fiscal para redoblar su apuesta. Pero, más allá del contexto, la premisa sigue siendo la misma: estar cerca del consumidor en su momento más relajado y construir experiencias que perduren más allá de la arena.
Con el verano en cuenta regresiva, la Costa ya empieza a mover su engranaje. Y las marcas, como cada año, se preparan para salir a jugar fuerte en un escenario donde la atención, la emoción y el recuerdo valen más que nunca.