02/11/2025 - Edición Nº999

Agro

Agroindustria

Nelson Illescas: "El agro tiene que entender que la geopolítica llegó para quedarse"

01/11/2025 | En el Living de NewsDigitales, Nelson Illescas, de GPS, analizó cuáles son los escenarios que se abren a partir de la disputa entre China y Estados Unidos



La guerra comercial entre China y Estados Unidos está reconfigurando el mapa de la agroindustria a nivel global. Las tensiones comerciales entre las dos potencias representa -para algunos- una oportunidad de negocios y de sumar nuevos mercados. 

Según consideró Nelson Illescas, director de Contenidos y Comunicación en GPS (Grupo de Países Productores del Sur), la geopolítica llegó para quedarse en el agro y es una variable más a tener en cuenta a la hora de tomar decisiones productivas. 

-¿Cómo entra en la agroindustria argentina esta dicotomía que hay a nivel global entre China y Estados Unidos?
-En el caso de Argentina es muy marcada, porque tenemos y compartimos valores occidentales, estamos alineados en ese sentido históricamente con Estados Unidos. Hay una sintonía fina muy importante, pero por el otro lado tenemos una vinculación comercial con China muy fuerte, y con los países del sudeste asiático. Entonces, por un lado tenemos los amigos, por así decirlo, y por el otro lado los socios comerciales. Me parece que estratégicamente Argentina tendría que tener eso más separado posible, tratar de saber que son dos planos distintos, pero no es tan sencillo. O sea, muchas veces esas cuestiones se empiezan a entremezclar. Y ahí es donde a países medianos o chicos o potencias emergentes les empieza a costar un poquito más. Argentina todavía no ha tenido que decidir entre socios o amigos, pero potencialmente podría suceder eso, pero Argentina no podría reemplazar a China como mercado, por ejemplo.

-Cuando Milei llegó al poder, fue bastante claro en que sus aliados ideológicos eran Israel y Estados Unidos, aunque a veces la coyuntura marque otra cosa. 
-Si uno analiza los discursos previos a asumir con respecto a lo que fue dándose en la práctica, uno se espantaba un poco por decir: bueno, se van a cortar lazos comerciales con China y demás. Eso no sucedió y siguieron los vínculos. Lo que sí es cierto es que Milei no viajó nunca a China. Hay una foto con Xi Xinping, pero en el marco del G20 en Brasil el año pasado. Eso habla de que más allá de ciertos roces políticos, a nivel técnico se ha trabajado muy bien. De hecho, muchas delegaciones chinas han venido a Argentina, se han abierto nuevos mercados en ese país y el vínculo sigue existiendo. Ahora, geopolíticamente hablando, estamos en un contexto donde tenemos dos potencias que están en conflicto, Estados Unidos y China. Y la historia nos enseña que eso no necesariamente termina bien, ¿no? Entonces, estamos todos muy expectantes de qué puede suceder con todo eso y eso está derramando o se está volviendo una cotidianidad en el sector agropecuario.

-¿En qué sentido lo ves cotidiano?
-Antes lo veías como muy lejano. Vayamos un par de años atrás donde estalló el conflicto entre Rusia y Ucrania, la guerra. Los precios de las commodities volaron, principalmente los vinculados a lo que producen esos países y también los fertilizantes y el petróleo, eso tuvo un impacto directo sobre las decisiones de producción en Argentina. Con el precio de los fertilizantes llegó a que, por ejemplo, se empezaran a utilizar más bioinsumos u otro tipo de planteos. Esas cuestiones empiezan a tener relevancia y me parece que es un factor más para tener en cuenta al momento de tomar decisiones de producción.

-Hay una frase que quiero analizar: la que dijo Scott Bessent, secretario del Tesoro de Estados Unidos, cuando señaló -creo que es textual- que Milei está comprometido con sacar a China del país.Son declaraciones más mediáticas si se quiere, pero lo dijo. ¿Cómo lo analizamos en este contexto?

-Creo que tiene que ver más con cuestiones vinculadas a seguridad nacional, instalaciones militares o cuestiones de ese estilo. Porque revertir el vínculo que tiene Argentina con China cuando tiene empresas de origen chino ya trabajando en el país, produciendo y exportando, con inversiones fuertes, me parece que eso es un extremo muy fuerte y habla de una hipótesis de conflicto más de otro estilo, no un conflicto meramente comercial entre Estados Unidos y China, sino un conflicto más de carácter bélico. En el escenario actual, donde el conflicto es más bien comercial, me parece un poco complejo y lo guardaría más para cuestiones de seguridad nacional y demás. Ahora, que Argentina debería o si pudiera tratar de diversificar destinos respecto de China, eso sí es importante. No lo digo por una cuestión de sacar a China del mapa, pero sí tratar de bajar el grado de concentración en cuanto a las exportaciones y no solo con China, con cualquier destino.

-¿Hay alguna alternativa para que la agroindustria local pueda sacar provecho del respaldo que Estados Unidos le está dando a nuestro país?
-Lo que podés generar es intercambio de tecnología, por ejemplo. Me parece que ahí es donde tenemos mucho para ganar. Argentina en cierta medida se está quedando tecnológicamente hablando, los rindes de Argentina o la maquinaria agrícola y demás están empezando a sentir el rigor de los años de falta de inversiones, por más que sea el sector que más invierte. La agroindustria es el sector que más invierte en Argentina, que supera ampliamente a otras industrias y los otros sectores, pero las regulaciones o muchos años de restricciones a la exportación o algún tipo de medida que ha generado perjuicios en el sector, lo ha dejado un poco atrás tecnológicamente respecto de competidores como Estados Unidos o Brasil. Entonces, ahí es donde Argentina tiene mucho para ganar en materia de adelanto tecnológico. Después el hecho de también poder venderle a Estados Unidos. Estados Unidos es un exportador muy grande, pero también es un comprador muy importante de esos productos. Entonces, si hay un redireccionamiento de flujos comerciales por este conflicto geopolítico, Argentina puede salir beneficiada también en ese sentido.

-Sí, pero cada vez que intentamos redireccionar un flujo comercial a Estados Unidos vinculado a la agroindustria, enseguida aparece el pataleo de los "farmers".
-Sí, son farmers que tienen también un fuerte apoyo político. Es un sector que, durante más de 80 años, ha sostenido la Farm Bill, la ley agrícola y si uno analiza la historia de la ley agrícola, dice: bueno, la verdad me encantaría tener algo similar. Ellos lograron, en contextos de precios muy altos, que se apruebe la Farm Bill, que se apruebe la ley agrícola, o sea, el lobby estadounidense en materia agrícola es muy fuerte. Obviamente que van a patalear, pero yo lo que digo es: si otros socios comerciales de Estados Unidos son afectados por medidas proteccionistas y nosotros conseguimos reemplazar a esos oferentes, ahí es donde podemos tener un beneficio. El tema es que cuando suceden estas cuestiones, lo que hay que hacer es consolidar los flujos comerciales y demostrar que sos un abastecedor confiable de productos de muy buena calidad, como para que cuando las condiciones se normalicen, poder sostener ese mercado.

Brasil y la geopolítica

-Ahora vamos a pasar de un extremo de la escala ideológica al otro. ¿Qué está haciendo Brasil en todo este contexto?
-Brasil tiene una vinculación muy fuerte con China, que viene de muchos años de relacionamiento, pertenencia a los BRICS. Argentina fue invitada a participar en los BRICS en la gestión anterior y la gestión de Milei decidió declinar esa invitación. El caso de Brasil ha sabido aprovechar este conflicto comercial. El principal socio comercial en agroindustria era Estados Unidos. Y con el correr de los años, ya en el primer mandato de Trump, cuando comenzó todo el conflicto comercial, paulatinamente fue reemplazando a Estados Unidos con otros orígenes y principalmente con Brasil. O sea, nosotros le vendemos a China, pero Estados Unidos ha dejado de vender y Brasil se ha posicionado como el principal abastecedor de China. En ese sentido, la vinculación es mucho más fuerte entre Brasil y China ahora que hace cinco o diez años atrás. Y todo indica que eso va a seguir profundizándose, porque incluso en el anterior gobierno de Bolsonaro, que intentó retrotraer esa relación, no dio los resultados esperados.

-Siempre decimos que Argentina tiene que mejorar los flujos comerciales. Obviamente una pata es la producción, mejorar la producción, ser competitivos, que eso Argentina lo juega bastante bien. Pero, ¿cómo está Argentina con herramientas comerciales y cómo está Brasil también con ese tema?
-A ver, ambos somos miembros del mismo club, por no decir rehenes del Mercosur. Al estar los dos en el Mercosur, tenemos la obligación de negociar a través de este bloque, ¿no? Y para bien o para mal, no ha dado buenos resultados en materia de negociaciones en los últimos años. Es complejo negociar con el Mercosur.

-¿Es una herramienta desaprovechada del Mercosur?
-A ver, sos una potencia alimentaria, a donde vayas a negociar eso pesa, y salvo que tu contraparte sea un país eminentemente importador neto de alimentos, sos una potencial amenaza. De hecho, la dificultad de avanzar con la Unión Europea en gran medida responde a eso. Pero el Mercosur no logró los acuerdos comerciales que uno hubiera esperado para poder ampliar los mercados. Entonces, hoy por hoy, la competencia entre Brasil y Argentina en materia de acuerdos es la misma. Ninguno de los dos tiene acuerdos de relevancia. Todos estamos pendientes de qué puede suceder con Mercosur-Unión Europea, todo indica que se cerraría este acuerdo, que es muy importante, porque después es una plataforma que te permite avanzar con otras regiones. Hay que negociar acuerdos comerciales, porque las cuestiones circunstanciales que hoy tenés de oportunidades de acceso no perduran si no las consolidás en algún tipo de acuerdo.

-Nombró a la Unión Europea: ¿puede llegar a tener algún impacto también que se prorrogó un año más el tema de deforestación? A futuro, este tema de deforestación, de hecho se viene prorrogando.
-Creo que ahí la Unión Europea se metió en un problema, porque generó una normativa tan exigente y tan compleja de cumplir que ahora no saben cómo salir de eso, y sobre todo por la calificación de riesgo, que es lo último que salió, en la cual Argentina quedó con riesgo estándar. Tenés básicamente los países sancionados por la Unión Europea -Rusia, Corea del Norte y Bielorrusia- en categoría alta, o sea, es una categoría política. Después tenés países socios comerciales muy fuertes, como Estados Unidos o Australia, que quedaron en categoría baja. Y el resto, que es como una gran bolsa, categoría estándar.

-¿Qué implica esto?
 -Implica el cumplimiento de mayores requisitos al momento de exportar. Esto le genera a Argentina un perjuicio porque más allá de decir que somos mejores o peores que otros países, es una categoría incómoda si uno compara las tasas de deforestación que tiene con respecto a otros países en la misma categoría.

-Y eso que en nuestro países hicieron los deberes.
-Argentina era de los países de la región mejor preparados para afrontar esto. El tema es, primero, la calificación y después, a futuro, ¿qué otros productos pueden llegar a ser afectados? Ahora lo que dice el reglamento es: vamos a analizar cómo funciona esto y ver qué otros productos y ambientes incorporan. Y el problema es que la Unión Europea establece una norma de aplicación solo en Europa, pero eso obliga al resto de los que abastecen a cumplir. ¿Cuánto tiempo va a pasar hasta que el resto de los países empiecen a aplicar normas similares a la Unión Europea?