En Buenos Aires, los amantes de los gatos tienen una nueva cita obligada. Se trata del primer Cat Café de la Ciudad, un espacio creado por Diana Capasso, donde la gastronomía se combina con la tranquilidad y el afecto que transmiten los felinos.
Durante su visita a El Living de NewsDigitales, Diana contó cómo desarrolló esta idea, el primer espacio de la Ciudad en el que además de saborear un rico café con alfajores los visitantes pueden jugar con los once gatos que allí se encuentran.

“El Cat Café nació de mi amor por los animales y del deseo de ofrecer un lugar donde las personas puedan relajarse, conectar y sentirse acompañadas”, explicó Capasso. En el local, los visitantes pueden disfrutar de una merienda mientras comparten el ambiente con gatos rescatados que viven allí de manera permanente.
El concepto, popular en países como Japón, Corea o Francia, llegó a la Argentina con una impronta propia. “Queríamos que fuera un lugar human friendly, donde el respeto sea mutuo y el bienestar de los animales esté por encima de todo”, aseguró.
Respecto a la denominación de “espacio gatificado”, Diana señaló que se le dice así porque si bien es un departamento tradicional, como el de cualquier barrio porteño, “es un lugar que está pensado y diseñado para el disfrute de los gatos, pero también de quienes vienen a visitarlos ya sea para jugar con ellos un ratito, darles de comer y, de paso, aprender un poco más de lo que significa la convivencia con mascotas, en este caso, con los gatos”, contó Diana, en su charla con NewsDigitales.

Además de ofrecer una experiencia distinta, el Cat Café promueve la conciencia sobre la adopción responsable y el cuidado de los gatos. Todos los animales del espacio fueron rescatados o adoptados, y conviven en un entorno controlado, con zonas de descanso, juegos y afecto constante. “Es como si fuera un jardín de infantes para gatitos. No viven ahi, sino que van a pasarla bien, a jugar, a recibir mimos y a comer”, señaló, la creadora del lugar.
El Cat Café tiene un jardín con plantas y enredaderas, pufs y algunos muebles para que los “dueños del lugar” puedan subirse, tal como es su costumbre.
“Los gatos tienen una energía muy especial. Nos enseñan a vivir el presente, a bajar la ansiedad y a disfrutar del silencio. Muchos visitantes se sorprenden al sentir esa calma apenas entran al lugar”, cuenta Capasso.
El objetivo, dice su creadora, no es solo ofrecer un café distinto, sino proponer una experiencia emocional y sensorial. “Queremos que cada persona que venga se lleve algo más que una foto: que se lleve una sensación de paz y empatía”.

Con una estética cuidada, música suave y un ambiente que invita al relax, el primer Cat Café porteño se consolida como una curiosidad urbana que combina amor por los animales, bienestar y conciencia ambiental.
Respecto a la modalidad de las visitas al Cat Café porteño, Diana explicó que los turnos deben solicitarse a través de la página de Instagram, cat.cafe.buenos aires, y esperar la confirmación de la fecha y hora. Allí también se le indicará la dirección, el valor de la entrada y las condiciones para realizar la visita.
En este sentido, Diana explicó que sólo se aceptan chicos a partir de los ocho años “que entienden al lugar que van, que entienden que no pueden correr ni tirarles de la cola o las orejitas a los gatitos”.
El valor de la entrada incluye el café, un alfajor, y la porción de alimento (que es pollo al horno) para que se le pueda dar a los animalitos.