El caso que conmocionó al country La Delfina de Pilar llega a juicio oral. Desde hoy, Rosalía Paniagua, quien trabajaba como empleada doméstica en la casa de Roberto Wolfenson, se sentará en el banquillo acusada de haber estrangulado y asesinado al ingeniero para consumar o encubrir un robo dentro de la vivienda.
El juicio estará a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal N° 4 de San Isidro. Paniagua enfrenta la imputación de “robo calificado por el uso de arma utilizada en forma impropia en concurso real con homicidio criminis causa”, figura que contempla la hipótesis de un asesinato motivado por la intención de asegurarse el botín o impedir la denuncia del hecho. La fiscal del debate, Laura Capra, logró sostener esa calificación en la instrucción y buscará ahora una condena.
De acuerdo a la acusación, la imputada cumplía su último día como reemplazo en la vivienda de Wolfenson cuando habría intentado sustraer objetos de valor. Los investigadores creen que el dueño de la casa la sorprendió y, tras un forcejeo, fue estrangulado con un lazo o soga. El ataque ocurrió el 23 de febrero de 2024 y el cuerpo fue hallado horas más tarde, con signos de defensa y múltiples lesiones compatibles con una agresión violenta.

Entre las pruebas centrales figura un registro de cámaras de seguridad que captó a Paniagua guardando en su mochila un teléfono celular, un parlante portátil y un candelabro. Además, peritajes genéticos detectaron rastros de ADN de la acusada en dos dedos de la víctima y en tres cabellos encontrados sobre el cuerpo, lo que reforzó la hipótesis de la fiscalía respecto del contacto directo durante el ataque.
La mujer fue detenida un mes después y se encuentra alojada en la Unidad Penitenciaria N°51 de Magdalena.
El cuerpo de Wolfenson fue encontrado por la policía luego de que su profesor de piano, al no obtener respuesta, alertara a las autoridades. Presentaba hematomas, heridas cortantes y una marca de estrangulamiento. La autopsia confirmó que la muerte se produjo el mismo día del hallazgo, poco después del mediodía, y detalló signos de defensa que acreditan que el ingeniero intentó resistirse.
El expediente también derivó en una causa paralela contra un médico legista y un profesional de una empresa de emergencias privadas, quienes inicialmente concluyeron erróneamente que la muerte había sido provocada por un paro cardíaco. Esa valoración -luego desmentida por la forense interviniente- impidió preservar adecuadamente la escena, aunque esos imputados no serán juzgados en este tramo.
Paniagua negó siempre los cargos y planteó una versión alternativa: aseguró que Wolfenson mantenía una relación con un hombre y que esa persona habría sido el responsable del crimen. Esa línea fue descartada en la investigación por falta de sustento, tanto en los registros de ingreso al country como en las pericias realizadas en la vivienda y el análisis de supuestos rastros.
Se prevé que la acusada vuelva a exponer esa hipótesis en el debate, donde los jueces deberán ponderar los elementos técnicos incorporados al expediente y los testimonios previstos por la fiscalía y la defensa.
El juicio, que se extendería durante varios días, buscará reconstruir los minutos finales de la víctima y determinar la responsabilidad penal de Paniagua en un crimen marcado por el contexto doméstico, la evidencia material y una disputa probatoria que se definirá en estrados.