La semana posterior a las elecciones legislativas trajo algo más que euforia política: marcó un giro en el ánimo financiero.
Con el “riesgo político” despejado -o el “riesgo kuka”, como lo llaman algunos funcionarios-, los bonos argentinos bajo ley extranjera volaron y el riesgo país se desplomó un 80%.

Aun así, el indicador elaborado por JP Morgan, que mide la diferencia de tasa que pagan los bonos soberanos argentinos frente a los del Tesoro norteamericano, se mantiene por encima de los 600 puntos básicos.
En otras palabras, Argentina sigue siendo un país caro para endeudarse, aunque cada punto que baja acerca un poco más la posibilidad de volver a los mercados.
Según el ministro de Economía, Luis Caputo, el regreso al financiamiento externo se concretará cuando el riesgo país perfore los 400 puntos.
No es una meta sencilla, pero tampoco inalcanzable. La consultora 1816 explica que, para lograrlo, Argentina necesita dos cosas:
- Por un lado, una política monetaria más “normal”, con tasas que reflejen cierta estabilidad;
- Por otro, un proceso sostenido de acumulación de reservas, que funcione como señal de confianza hacia los inversores.
En ese sentido, el Banco Central (BCRA) comenzó a mover las primeras fichas.Durante esta semana, relajó parcialmente los encajes bancarios, un gesto técnico pero simbólico, que apunta a bajar la fuerte volatilidad de tasas que predominó en los meses previos a las elecciones.
Fue la primera señal concreta de que la política monetaria empieza a cambiar de tono, dejando atrás el modo “contención de emergencia” para avanzar hacia una etapa más previsible.
Y en el frente externo, el mensaje también fue claro.En una charla en Washington, el vicepresidente del BCRA, Vladimir Werning, aseguró que la acumulación de divisas volverá a ser una prioridad.
“Cuando el país recupere superávit externo genuino y se reduzca la dolarización preventiva, el proceso de recomposición de reservas será sistemático”, dijo. Es decir, la señal está dada: primero orden interno, luego reservas.
Mientras tanto, el Ministerio de Economía enfrenta una agenda inmediata. Con apenas USD 77 millones en su cuenta dentro del BCRA, deberá afrontar hoy un pago de USD 850 millones en intereses al FMI.
Todo indica que esos dólares saldrán directamente de las reservas del Central, lo que implicará una pérdida en el corto plazo, que agrega
Mientras el Tesoro espera su turno, el sector privado empezó a tantear el regreso al crédito externo. La petrolera Tecpetrol (grupo Techint) emitió USD 750 millones a 5 años, con una tasa de 7,625%.
A su vez, YPF colocó USD 500 millones a 6 años, con una tasa de 8,25%, luego de recibir ofertas por el triple de lo emitido.
Ambas operaciones fueron bien recibidas en Wall Street y funcionaron como ensayo general de lo que podría venir para el país.
Además, el ingreso de esas divisas permitiria al BCRA recomprar dólares, sumando algo de aire a las reservas en un contexto de alta demanda.
Con el triunfo electoral de Javier Milei y el respaldo político de Estados Unidos, el escenario base que dibuja el mercado es que Argentina podría volver a los mercados internacionales de crédito en los próximos meses.
Para eso, el riesgo país debería seguir bajando y romper el piso de 570 pbs, alcanzado en enero de 2025.
No parece una meta imposible. Según cálculos de la consultora 1816, en abril pasado el bono Global 2035 rendía como los títulos de Pakistán, Nigeria o Egipto, países que hoy pagan menos del 9% anual. Si Argentina mantiene la calma cambiaria y logra sostener la baja del riesgo, podría volver a ubicarse en ese rango.