El gobierno de Canadá ha incrementado de forma drástica el rechazo de solicitudes de estudio provenientes de India, una decisión que está reconfigurando el panorama migratorio y educativo entre ambos países. En agosto de 2025, casi tres de cada cuatro peticiones fueron denegadas, según datos oficiales citados por Reuters, una cifra que duplica ampliamente los niveles registrados dos años atrás. La medida responde a la creciente preocupación del gobierno canadiense por el uso de documentos falsificados y el riesgo de que el sistema de educación superior se utilice como puerta de ingreso irregular.
La situación marca un cambio profundo en una relación que durante décadas fue mutuamente beneficiosa. India era la principal fuente de estudiantes internacionales en Canadá, y su presencia alimentaba tanto la diversidad cultural como el financiamiento de numerosas universidades. Hoy, el flujo se ha reducido en más de un 75 %, afectando a instituciones como la Universidad de Waterloo, donde la matrícula de indios cayó dos tercios en apenas tres años. La incertidumbre actual genera temor entre aspirantes y agencias educativas, que ven en el endurecimiento un golpe a la movilidad académica global.
El endurecimiento de los filtros se produce tras el descubrimiento de cientos de cartas de aceptación universitarias falsificadas, utilizadas para tramitar permisos de estudio. En 2023, el gobierno identificó más de 1.500 solicitudes fraudulentas, en su mayoría de origen indio, lo que impulsó un proceso de verificación exhaustivo. Desde entonces, las autoridades exigen que los aplicantes demuestren el origen lícito de sus fondos y se sometan a controles financieros más estrictos. El Ministerio de Inmigración canadiense defiende las medidas como necesarias para preservar la integridad del sistema y evitar abusos.
Sin embargo, desde India se percibe el proceso como un trato discriminatorio y desproporcionado. La embajada india en Ottawa ha recordado que los estudiantes de su país contribuyen de manera decisiva a la economía canadiense, generando ingresos por miles de millones de dólares anuales. Analistas en Nueva Delhi consideran que la postura de Ottawa también refleja la persistente tensión diplomática surgida tras las acusaciones canadienses de 2023 sobre el presunto asesinato de un activista sij, señalando que la desconfianza política ha contaminado incluso los intercambios educativos.
La caída en las admisiones de estudiantes extranjeros representa una amenaza para las finanzas universitarias canadienses, altamente dependientes de las matrículas internacionales. Instituciones que antes contaban con grandes cohortes de alumnos indios enfrentan ahora vacíos presupuestarios y reducción de programas. Paralelamente, otros destinos como Australia, Reino Unido o Alemania aprovechan el contexto para captar el talento desplazado, fortaleciendo su posición en el mercado global de educación superior. La percepción de un Canadá más cerrado podría tener efectos duraderos en su reputación como país de acogida.
La cuestión también abre un debate interno sobre el modelo migratorio canadiense. Algunos expertos advierten que la política restrictiva puede terminar debilitando la estrategia de atracción de talento que ha caracterizado al país. Si bien el control de fraudes es necesario, el equilibrio entre seguridad y apertura será clave para mantener el liderazgo académico y económico de Canadá en las próximas décadas.

De cara al futuro, las relaciones entre Canadá e India seguirán marcadas por la desconfianza mutua. El intento de Ottawa por reducir la migración temporal coincide con el auge del nacionalismo económico en Nueva Delhi, que impulsa a sus jóvenes a buscar alternativas regionales. En este contexto, es probable que el intercambio académico bilateral tarde años en recuperar su dinamismo. Sin embargo, si ambos gobiernos logran separar la política del ámbito educativo, Canadá podría volver a posicionarse como un destino de excelencia, siempre que restablezca la confianza en sus procesos migratorios.