El 4 de noviembre se conmemora el Día de la UNESCO. La efeméride remite a 1945, cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura comenzó a funcionar con el objetivo de promover la paz a través del conocimiento, la cooperación científica y el intercambio cultural.
Surgió tras la Segunda Guerra Mundial bajo la premisa de que “las guerras nacen en la mente de los hombres, y es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz”.
Desde entonces, la UNESCO define su misión en cuatro ejes: garantizar educación de calidad, proteger el patrimonio cultural y natural, fomentar el desarrollo científico y sostener la libertad de expresión. Más que un aniversario, la fecha funciona como recordatorio de que esos principios todavía están en disputa a escala global.

Argentina forma parte de la UNESCO desde 1948 y cuenta con la Comisión Nacional Argentina de Cooperación (CONAPLU), creada en 1958, que articula al Estado, universidades y sociedad civil. El país también suma once Sitios del Patrimonio Mundial, entre ellos el Parque Nacional Los Alerces, las Misiones Jesuíticas Guaraníes y la Cueva de las Manos.
Entre los referentes argentinos vinculados a la organización figura la física Adriana Cristina Serquis, distinguida por el premio L’Oréal-UNESCO “Por las Mujeres en la Ciencia”. También la entrerriana Luz Vieira Méndez, primera mujer experta de UNESCO en América Latina, pionera en educación inclusiva y alfabetización.
A esta lista se suma la pedagoga Cecilia Braslavsky, una de las figuras más influyentes de la educación latinoamericana. Fue directora del International Bureau of Education de la UNESCO en los años 2000 y dejó una obra clave sobre innovación educativa, formación docente y desigualdad escolar que sigue citándose en la región.
Mirar a la UNESCO desde una perspectiva nacional es preguntarse cuánto de su visión —educación universal, ciencia al servicio del bien común, patrimonio compartido— se traduce en políticas reales y cuánto queda a medio camino, brillando por su ausencia.