La caída de Guillermo Francos dejó a varios funcionarios sin paraguas político y con el despido a la vuelta de la esquina. Entre ellos, el titular del Banco Nación, Daniel Tillard, y el vicejefe de Gabinete “ejecutivo”, José Rolandi, dos nombres del riñón del ex jefe de ministros que ahora intentan pasar inadvertidos ante el ojo implacable de Karina Milei.
Rolandi, un hombre que llegó de la mano de Nicolás Posse -ambos exejecutivos de Corporación América, la empresa de Eduardo Eurnekian-, logró resistir a la primera purga interna gracias a su papel en la negociación de la Ley Bases. Sin embargo, su suerte cambió cuando "La Jefa" decidió correrlo de su despacho en Casa Rosada y hasta lo eliminó del chat oficial de funcionarios. Desde entonces, su supervivencia depende de que Francos interceda ante Manuel Adorni, en la reunión de transición prevista para esta semana.
El pedido de Francos busca contener el malestar de Eurnekian, que ya perdió a Posse y al propio Francos, y podría sumar una tercera baja si Mariano Cúneo Libarona, otro hombre vinculado a su órbita empresarial, también deja el gabinete. “Eurnekian no necesita interlocutores con el Presidente”, remarcan cerca del magnate, aunque puertas adentro reconocen que la influencia del empresario sobre Milei se redujo a la mínima expresión.
El otro que huele el final es Daniel Tillard, titular del Banco Nación y uno de los protegidos del ahora ex jefe de Gabinete. En un intento desesperado por mostrar resultados, Tillard dejó trascender que echó a 2.000 empleados para congraciarse con la lógica del ajuste libertario. Sin embargo, en el Ejecutivo aseguran que “su salida es cuestión de tiempo” y que Karina Milei ya busca reemplazante. En los pasillos del Nación se comenta que el cordobés pasó de creerse “intocable” a esconderse detrás de comunicados de austeridad.
A la lista de “huérfanos de Francos” se suma Daniel Scioli, secretario de Deportes, Turismo y Ambiente, que quedó flotando en el aire político. Su “cruzada contra los carpinchos de Nordelta” no alcanzó para colarse en la foto del búnker libertario la noche de las elecciones. “El Pichichi está en modo figuretti, pero nadie quería salir en la selfie con él”, ironizó un funcionario que lo esquivó en el Hotel Libertador.
Mientras tanto, la otra incógnita pasa por el directorio de YPF, donde aún figuran Francos y Rolandi. En el Ejecutivo admiten que nadie presentó la renuncia, y que los directores seguirán cobrando sus honorarios millonarios hasta nuevo aviso. En la práctica, Milei mantiene en funciones a los “fantasmas de Francos”, aunque todo indica que la purga libertaria recién empieza.