El tribunal federal de Abuja lanzó una advertencia definitiva a Nnamdi Kanu, líder del movimiento separatista Indigenous People of Biafra (IPOB), al darle una última oportunidad para presentar su defensa en el juicio por terrorismo que enfrenta desde 2021. El magistrado James Omotosho declaró que, si el acusado no comparece o no ofrece sus argumentos antes del miércoles, el caso avanzará sin su participación. La decisión refleja la determinación del gobierno nigeriano de cerrar un proceso que lleva años de retrasos y tensiones políticas.
Kanu, detenido en 2021 tras ser extraditado desde Kenia, se niega a reconocer la legitimidad del proceso y ha despedido a varios de sus abogados. Afirma que los cargos carecen de base legal y que su persecución responde a una represión política contra el pueblo igbo, mayoritario en el sureste del país. El gobierno de Abuja, en cambio, lo acusa de promover una campaña violenta que ha dejado decenas de muertos y alterado el orden en una región históricamente sensible.
El caso de Kanu se ha convertido en un símbolo de las fracturas étnicas y políticas de Nigeria. Su movimiento, IPOB, fue proscrito en 2017 y declarado grupo terrorista, aunque numerosos observadores internacionales han pedido revisar esa calificación. Las manifestaciones en apoyo al líder separatista suelen terminar en enfrentamientos con la policía, lo que alimenta la percepción de un Estado que prefiere la fuerza al diálogo. La situación también tensiona la diplomacia con Reino Unido, país del que Kanu es ciudadano.
El recuerdo de la guerra civil de Biafra (1967-1970), que dejó más de un millón de muertos, pesa sobre la opinión pública. Aunque la mayoría de los analistas considera improbable una reedición del conflicto, el tono del gobierno federal frente a los reclamos igbos aviva sentimientos de exclusión y podría fortalecer la narrativa separatista. La probabilidad de que surjan nuevas protestas tras el fallo es alta, especialmente en estados como Enugu o Abia.
Nigeria has a painful way of breaking the spirit of even its most hopeful citizens, turning optimists into pessimists, believers into unbelievers, and patriots into cynics.
— Omoyele Sowore (@YeleSowore) October 29, 2025
This old video of Mazi Nnamdi Kanu in London captures that tragedy perfectly. In it, he speaks… pic.twitter.com/JsNPCTW585
El avance del juicio coloca al gobierno nigeriano ante un difícil equilibrio entre la aplicación de la ley y la preservación de la cohesión nacional. Si el tribunal falla sin escuchar a Kanu, el veredicto será legal pero posiblemente percibido como ilegítimo por parte de la población igbo. Esa percepción podría alimentar el resentimiento regional y complicar los esfuerzos de reconciliación que el presidente Bola Tinubu ha prometido impulsar desde su llegada al poder.
Aun si Kanu comparece, la sentencia no resolverá el fondo del conflicto: la demanda de autonomía y representación justa en un país de más de 200 millones de habitantes y profundas desigualdades. Nigeria enfrenta el desafío de combinar firmeza judicial con apertura política, o corre el riesgo de perpetuar un ciclo de violencia e incomprensión. Con un fallo inminente, el caso de Nnamdi Kanu vuelve a recordar que la estabilidad nigeriana sigue ligada a su capacidad de integrar sus diferencias.