Con millones de usuarios activos y envíos diarios a más de 150 países, Shein se ha consolidado como uno de los mayores imperios del comercio electrónico. En menos de una década, la firma china multiplicó su facturación global hasta superar los 38 mil millones de dólares anuales, convirtiéndose en líder del segmento fast fashion y en una de las plataformas más utilizadas por jóvenes consumidores en todo el mundo.
El fenómeno se sostiene en la velocidad de su producción, los precios ultra competitivos y una estrategia agresiva de marketing digital que dispara las compras impulsivas. Aunque su popularidad sigue en aumento, algunos estudios recientes advierten que el crecimiento podría estar empezando a desacelerarse en ciertos mercados debido a las críticas sobre la calidad, el impacto ambiental y las condiciones laborales de su cadena de suministro.
En este contexto de expansión global y cuestionamientos éticos, Shein enfrenta ahora uno de los mayores escándalos de su historia: el gobierno de Francia ordenó la suspensión temporal del sitio web tras descubrir la venta de muñecas sexuales con apariencia infantil y otros artículos ilegales en su página.
La investigación, llevada a cabo por la Dirección General de Competencia, Consumo y Represión de Fraudes (DGCCRF), reveló que vendedores externos ofrecían productos que vulneraban la legislación francesa sobre protección de menores y delitos sexuales. Además, se hallaron objetos peligrosos, como armas blancas y machetes, también prohibidos para su venta en línea.
Ante la gravedad del hallazgo, el Ministerio de Economía francés inició un procedimiento formal para bloquear el acceso a la plataforma hasta verificar su cumplimiento normativo. La decisión se produjo, además, en coincidencia con la apertura de la primera tienda física de Shein en París, lo que amplificó el impacto político y mediático del caso.

Según las autoridades, las muñecas retiradas simulaban rasgos infantiles y podrían encuadrarse dentro de las leyes que castigan la representación sexual de menores, uno de los delitos más severamente penados por el Código Penal francés.
Shein respondió que retiró inmediatamente los anuncios cuestionados, eliminó la categoría de productos para adultos y aseguró estar colaborando con la investigación. Sin embargo, la controversia volvió a poner en el centro del debate la falta de control sobre los vendedores externos y los límites de las plataformas internacionales para adaptarse a las normativas locales.

El caso no solo desató indignación entre las organizaciones de protección infantil, sino que también reavivó el debate europeo sobre la responsabilidad de las grandes plataformas digitales. En Francia, la medida se percibe como un precedente clave en la lucha por reforzar la regulación del comercio electrónico global y establecer sanciones ejemplares para quienes faciliten la circulación de contenidos o productos ilícitos.