El Gobierno de Javier Milei decidió mantenerse al margen del juicio por los Cuadernos de las Coimas, que comenzó esta semana en el Tribunal Oral Federal N° 7 y tiene entre los acusados a Cristina Fernández de Kirchner, exfuncionarios y empresarios.
La orden del Presidente fue clara: no hablar del tema ni intervenir públicamente en el proceso. “Soy Poder Ejecutivo. No tengo nada que decir ni que hacer. Que la Justicia actúe”, habría dicho a su entorno.
El juicio, considerado el mayor caso de corrupción de la historia argentina, se desarrolla mientras el Gobierno concentra su atención en otro frente: la recomposición del Poder Judicial.
Mientras Milei cumple una gira por Estados Unidos, el Ministerio de Justicia, área bajo la influencia de Santiago Caputo, avanza en la definición de cargos vacantes y en la negociación por puestos clave, como el del Procurador General de la Nación.
El ministro Mariano Cúneo Libarona decidió posponer su renuncia por pedido de Karina Milei, que busca estabilidad en un área donde el 32% de los 956 cargos judiciales sigue sin titular.
Esa falta de jueces llevó al Gobierno a postergar hasta 2026 la implementación completa del sistema acusatorio, que requiere una estructura judicial más sólida.
El oficialismo también evalúa ampliar la Corte Suprema de cinco a siete miembros, una movida que necesita del aval del Senado. Para conseguirlo, deberá negociar con el kirchnerismo o con sectores de la oposición dialoguista, incluso mientras la ex vicepresidenta enfrenta el juicio.
Con silencio político sobre los Cuadernos y una agenda judicial en marcha, el Gobierno busca marcar distancia del pasado kirchnerista y control institucional sobre los tribunales.
FS