La decisión del presidente Javier Milei de avanzar con la compra de submarinos y buques franceses marca un giro significativo en la política exterior argentina. El acuerdo, enmarcado en una carta de intención con Naval Group y respaldado por el gobierno de Emmanuel Macron, contempla la adquisición de tres submarinos clase Scorpène y unidades de patrullaje oceánico. Su valor estimado supera los 2.000 millones de dólares, lo que lo convierte en uno de los mayores contratos de defensa de la historia reciente del país.
La operación tiene un componente geopolítico de fondo: Francia consolida su influencia militar en Sudamérica, un mercado donde ya suministra tecnología naval a Brasil y Chile. Para Argentina, representa un intento de reconstruir capacidades submarinas tras la pérdida del ARA San Juan y años de desinversión. El acuerdo no solo refuerza la defensa del Atlántico Sur, sino también la relación bilateral con París, que emerge como un socio clave en el nuevo mapa de alianzas de Buenos Aires.
Con esta operación, Francia se posiciona como proveedor central de la industria naval latinoamericana. Los submarinos Scorpène ya operan en Chile y se producen bajo licencia en Brasil, lo que convierte a Naval Group en un actor dominante del segmento subacuático regional. La entrada de Argentina al mismo ecosistema tecnológico refuerza la interoperabilidad y la dependencia regional de equipamiento europeo, desplazando a antiguos proveedores como Alemania y Estados Unidos. Para Macron, la consolidación de este triángulo naval es también una forma de contrarrestar la influencia china en el Cono Sur.
Desde el punto de vista argentino, el desafío principal será el financiamiento. El gobierno busca créditos internacionales para cubrir la inversión, en un contexto de restricción fiscal y endeudamiento. Los analistas estiman que el plazo de entrega de los submarinos será de cinco a siete años, lo que convierte al proyecto en una apuesta de largo plazo, más simbólica que inmediata. La probabilidad media-alta (75%) de concreción del acuerdo dependerá de la estabilidad política y de la continuidad del eje bilateral con Francia.
🚨| #ULTIMAHORA El presidente Javier Milei reveló que comprará submarinos franceses: "Estamos comprando submarinos y buques para patrullar las costas. Francia es uno de los países que más invierte en Argentina 🇦🇷. Tenemos una relación maravillosa 🇫🇷". pic.twitter.com/eaZ3OR3Sn7
— Eduardo Menoni (@eduardomenoni) November 6, 2025
El interés de Argentina en reforzar su presencia naval también responde a la disputa por la zona económica exclusiva del Atlántico Sur, un área rica en recursos pesqueros y energéticos. Con estos submarinos, Buenos Aires busca aumentar su capacidad de disuasión y control en un espacio donde confluyen intereses británicos, brasileños y chinos. La decisión también proyecta una señal de autonomía estratégica, al reactivar un componente militar que había quedado simbólicamente herido desde 2017.
En términos diplomáticos, el acercamiento con Francia ofrece beneficios colaterales: acceso a tecnología de punta, respaldo político en organismos internacionales y mayor coordinación con la Unión Europea en materia de seguridad. Sin embargo, también abre el debate sobre la prioridad del gasto militar frente a la crisis social y económica interna. Milei busca equilibrar ambos planos: mostrar solvencia internacional mientras impone ajustes domésticos.

El anuncio generó reacciones en Brasil y Chile, países que también operan submarinos franceses y observan cómo se redefine el equilibrio naval regional. En Washington, la compra fue interpretada como un gesto de independencia frente a la tradicional influencia estadounidense, aunque no implica un distanciamiento diplomático. En París, en cambio, fue celebrada como una victoria industrial y estratégica en un continente donde China avanza con inversiones energéticas y tecnológicas.
Scorpene para la Armada Argentina.
— DefensaNAC (@DefensaNAC) November 6, 2025
El Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas argentinas confirmo en medios franceses : "Estamos comprando submarinos y buques para patrullar las costas."
De manera que es posible que las negociaciones estén avanzadas por submarinos y más OPV. pic.twitter.com/hiA90Ztafi
La apuesta de Milei encaja en una tendencia global de militarización de los espacios marítimos estratégicos, desde el Pacífico hasta el Atlántico Sur. Si el acuerdo se concreta, Argentina ingresaría en un club reducido de países latinoamericanos con capacidad submarina activa, reforzando su perfil internacional. La compra de submarinos franceses, más que una transacción comercial, es una declaración de reorientación geopolítica hacia Europa, en busca de poder, prestigio y proyección regional.