El Teatro Colón y la sede del Gobierno porteño fueron los escenarios principales de la XXI Asamblea General de la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas (UCCI), que reunió a alcaldes y delegaciones de 22 capitales iberoamericanas. El encuentro tuvo como eje la cooperación urbana, la seguridad ciudadana, la movilidad sostenible y la innovación tecnológica en la gestión pública.
Durante la asamblea, Jorge Macri asumió la copresidencia de la UCCI junto a José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid. Ambos destacaron la necesidad de fortalecer la colaboración entre ciudades frente a los desafíos comunes de la región: la desigualdad social, el cambio climático y la transformación digital. En el acto inaugural también participaron Almudena Maíllo, secretaria general de la organización, y delegaciones de Lima, Quito, Montevideo, Santo Domingo, São Paulo y Andorra la Vella, entre otras.
En la declaración final, las ciudades ratificaron su compromiso de impulsar políticas públicas conjuntas en materia de seguridad, medio ambiente, turismo y desarrollo económico. Se definieron nuevas vicepresidencias temáticas y regionales, con Lima a cargo de Cultura; São Paulo en Medioambiente y Sostenibilidad; Santo Domingo en Política Social y Bienestar; y Cádiz en Desarrollo Económico e Innovación. Montevideo, Quito y Tegucigalpa encabezarán las vicepresidencias regionales.
Uno de los momentos destacados fue la firma de un acuerdo para crear una red iberoamericana de ciudades seguras, orientada a compartir experiencias sobre prevención del delito y cooperación policial. Además, se discutieron estrategias para ampliar el acceso a tecnología en el transporte público y modernizar la infraestructura digital de las capitales latinoamericanas.

El evento no estuvo exento de controversia. La presencia de la delegación cubana, encabezada por la funcionaria Maite Vigoa de la Uz, generó cuestionamientos de organizaciones de derechos humanos y dirigentes opositores que consideraron su invitación una forma de legitimar diplomáticamente al régimen de La Habana. En redes sociales, activistas criticaron que se diera espacio institucional a un gobierno señalado por la represión política y la falta de libertades civiles.
Desde la organización, se aclaró que la participación de Cuba responde a la estructura histórica de la UCCI, que integra a todas las capitales iberoamericanas sin distinción política. Sin embargo, la polémica reflejó las tensiones entre diplomacia y derechos humanos que persisten en la región. Fuentes cercanas al gobierno porteño subrayaron que el espíritu del encuentro fue “inclusivo y cooperativo”, enfocado en la agenda urbana y no en cuestiones ideológicas.

A pesar de las críticas, la asamblea permitió consolidar a Buenos Aires como epicentro regional de la cooperación urbana. Las delegaciones coincidieron en que la ciudad se proyecta como un referente en innovación, movilidad sustentable y políticas de seguridad integradas. Con esta edición, la UCCI renovó su hoja de ruta hacia 2030, centrada en la gobernanza local, el desarrollo sostenible y la cohesión social de las metrópolis iberoamericanas.
La controversia cubana dejó en evidencia que, incluso en espacios de gestión urbana, las diferencias políticas siguen cruzando los foros internacionales. No obstante, la apuesta por el diálogo y la cooperación regional se impuso como mensaje principal del encuentro.