El mercado financiero volvió a anticipar lo que la política venezolana intenta negar: el régimen de Nicolás Maduro se debilita. Los bonos de deuda en dólares de Venezuela, que llevaban años en niveles mínimos, registraron en noviembre un alza histórica impulsada por la presión internacional liderada por Estados Unidos. La expectativa de un cambio político, más que cualquier mejora económica real, encendió las apuestas de los inversores sobre un posible final del chavismo.
Desde 2017, Venezuela permanece en default soberano, con más de USD 60.000 millones en bonos impagos y un sistema financiero colapsado. Sin embargo, en las últimas semanas, los títulos se dispararon hasta un 80% de valorización, una reacción directa a los movimientos diplomáticos y estratégicos de Washington. La administración Trump intensificó las sanciones, reforzó su presencia naval en el Caribe y reactivó las recompensas judiciales contra funcionarios del régimen. La sensación en los mercados es clara: Maduro perdió margen de maniobra.
Lejos de mostrar signos de recuperación, la economía venezolana continúa en caída libre. La producción petrolera sigue por debajo del millón de barriles diarios, y la inflación acumulada del año supera el 250 %, según estimaciones privadas. Mientras tanto, el gobierno recurre a acuerdos opacos con actores rusos, chinos e iraníes para sostener sus finanzas, una estrategia que multiplica la dependencia externa y agrava el aislamiento diplomático del país.
El impacto político también es visible. La oposición, aunque fragmentada, ha logrado rearticular un discurso de legitimidad con el apoyo de Washington y de varios gobiernos latinoamericanos. En Caracas, el malestar social crece entre trabajadores estatales y militares de rango medio que enfrentan salarios de miseria. A nivel internacional, el cerco contra Maduro se amplía: la Unión Europea evalúa endurecer sanciones y varios países revisan su reconocimiento diplomático.
🔴 #AHORA | Nicolás Maduro: “Toda la droga que se produce en Perú, Colombia y, en parte, en Bolivia sale por Ecuador, en los barcos y las empresas del presidente (Daniel Noboa) que se robó las elecciones mediante un fraude. Eso lo saben los organismos de inteligencia policial de… pic.twitter.com/ENhLfjrvME
— El Cooperante (@El_Cooperante) November 3, 2025
El repunte de los bonos venezolanos, según analistas, refleja una apuesta especulativa sobre un escenario de transición. Inversores globales ven en la presión política de EE. UU. una oportunidad para la futura reestructuración de deuda y la reinserción del país en los mercados internacionales. Sin embargo, advierten que mientras Maduro permanezca en el poder, la deuda venezolana seguirá siendo un activo de altísimo riesgo, “una ruleta política más que una inversión financiera”.
Para muchos, la suba de los bonos es una metáfora del momento político: los mercados ya descuentan la salida del régimen, aunque el aparato estatal todavía resista. El chavismo, que alguna vez se presentó como un modelo de soberanía, enfrenta hoy el peso de su propio aislamiento. La presión internacional y el agotamiento interno se combinan como una ecuación que apunta al desenlace.

A medida que crece la presión económica y militar sobre Caracas, la permanencia de Maduro parece depender menos de la legitimidad y más de la fuerza. Los últimos informes de inteligencia norteamericana sugieren que parte de las Fuerzas Armadas comienza a mostrar fisuras internas. La probabilidad de un cambio de régimen en el corto plazo, según analistas consultados por Reuters, ronda el 60%. En el tablero internacional, Venezuela vuelve a ser el epicentro de una batalla donde los mercados, la diplomacia y la geopolítica coinciden en una dirección: el fin de la era chavista se acerca.