16/11/2025 - Edición Nº1013

Internacionales

Revolución rusa

El día que cambió el siglo XX: cómo la Revolución de Octubre transformó al mundo

07/11/2025 | En noviembre de 1917, el levantamiento bolchevique en Petrogrado puso fin al gobierno provisional y dio origen al primer Estado socialista de la historia.



El 7 de noviembre de 1917 -25 de octubre según el calendario juliano, aún vigente en Rusia- estalló en Petrogrado la insurrección que cambiaría el rumbo del siglo XX. La Revolución de Octubre, encabezada por los bolcheviques de Vladímir Ilich Lenin, derrocó al gobierno provisional de Aleksandr Kérenski y proclamó el poder de los soviets, los consejos obreros, campesinos y de soldados que se habían multiplicado desde el inicio del año revolucionario.

La caída del zar Nicolás II en febrero había abierto un breve período de esperanza democrática. Sin embargo, la continuidad de Rusia en la Primera Guerra Mundial, la crisis económica y la falta de reformas concretas minaron rápidamente el apoyo popular. En ese contexto, los bolcheviques -la facción más radical del Partido Obrero Socialdemócrata- prometían “Paz, Pan y Tierra”, una consigna que conectó con millones de trabajadores y campesinos exhaustos por la guerra y el hambre.


Vladímir Lenin hablando ante los obreros en Petrogrado tras la toma del poder.

Lenin, tras regresar del exilio en Suiza con apoyo logístico alemán, articuló su programa en las Tesis de Abril, donde llamaba a “todo el poder a los soviets”. En cuestión de meses, el partido logró dominar los principales consejos y organizar una toma del poder casi incruenta. El asalto al Palacio de Invierno, sede del Gobierno Provisional, fue el símbolo del triunfo revolucionario, aunque la resistencia real fue escasa.

Pocos días después, los bolcheviques decretaron la salida inmediata de la guerra y comenzaron las negociaciones que culminarían en el Tratado de Brest-Litovsk con Alemania (1918). También nacionalizaron la tierra, los bancos y las industrias, e iniciaron un proceso de reorganización del Estado que derivó en una guerra civil entre “rojos” y “blancos”, apoyados estos últimos por potencias extranjeras.

En 1922, tras años de enfrentamientos y hambrunas, se constituyó oficialmente la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), con Moscú como capital. El nuevo régimen consolidó un sistema de partido único bajo el liderazgo de Lenin, y más tarde de Iósif Stalin, que transformó a Rusia en una potencia industrial y militar, pero también en un Estado caracterizado por la represión política y la censura.


Manifestación en Petrogrado durante la Revolución de Octubre de 1917.

La Revolución de Octubre tuvo un impacto global sin precedentes: inspiró movimientos comunistas en Europa, Asia, África y América Latina; alteró las alianzas internacionales tras la Segunda Guerra Mundial y dio origen a la Guerra Fría, la mayor confrontación ideológica del siglo XX.

Hoy, más de un siglo después, sigue siendo objeto de debate. Para algunos, representó la esperanza de justicia social frente al capitalismo; para otros, un experimento que desembocó en autoritarismo y violencia. Sin embargo, nadie duda de que aquel noviembre de 1917 marcó el comienzo de una nueva era en la historia moderna.

Una fecha que Moscú ya no celebra abiertamente

A más de un siglo del levantamiento bolchevique, el gobierno ruso mantiene una relación ambivalente con esta fecha. Desde 2005, el 7 de noviembre dejó de ser feriado nacional, reemplazado por el “Día de la Unidad Nacional”, que se celebra el 4 de noviembre y conmemora la expulsión de invasores polacos en 1612.

El cambio, impulsado durante el mandato de Vladimir Putin, buscó redefinir la identidad histórica de Rusia lejos de los símbolos revolucionarios y soviéticos. En la actualidad, el Kremlin evita celebraciones masivas o actos oficiales vinculados al legado bolchevique, y prefiere destacar una narrativa de “reconciliación nacional” que unifique a los distintos períodos del país.

En redes sociales, las menciones más activas provienen del Partido Comunista de la Federación Rusa, de organizaciones de izquierda y de museos históricos como el Museo de la Revolución de San Petersburgo, que cada año comparte documentos, afiches y fotografías de 1917. Mientras tanto, el gobierno ruso promueve una memoria selectiva que rescata el poder y la estabilidad del Estado, más que el espíritu revolucionario que alguna vez cambió el curso del mundo.