Con el inicio del juicio oral por la Causa Cuadernos, todas las miradas apuntan a una figura que aparece de manera reiterada en el expediente: Roberto Baratta, exsubsecretario de Coordinación del Ministerio de Planificación Federal, durante los gobiernos de Néstor y Cristina Fernández de Kirchner.
En los cuadernos escritos por el chofer, Oscar Centeno, Baratta figura como el funcionario que articulaba los viajes, las entregas y los contactos con empresarios. Según la acusación, fue el engranaje operativo de una red de cobro de sobornos vinculada a la adjudicación de obras públicas. La Fiscalía lo considera un intermediario entre el poder político y los empresarios, y sostiene que “coordinaba la recolección de fondos” que luego se distribuían hacia niveles superiores del Gobierno.
Los fiscales lo ubican en el corazón de la trama: las anotaciones de Centeno describen decenas de jornadas en las que Baratta viajaba con bolsos cargados de dinero desde las oficinas del ministerio hacia distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires, entre ellos la Quinta de Olivos.
Una de las notas más citadas por la acusación es la del 11 de agosto de 2010, cuando Centeno consignó: “Del Ministerio lo llevé al Licenciado a su departamento. También vino con nosotros Nélson Lazarte. Fuimos a Olivos y el Licenciado bajó con Nélson a entrevistarse con el Doctor Néstor Kirchner, mientras yo esperaba en el auto con los bolsos (...). Había fajos de 100.000 dólares, uno con 800.000 y otro con 700.000”.
Baratta ya había enfrentado causas anteriores y condenas por irregularidades en contrataciones y compras públicas, como el caso del Gas Natural Licuado (GNL). Sin embargo, su papel en este juicio es considerado determinante: para la Fiscalía, probar su rol confirmaría la existencia de una estructura sistemática de recaudación ilegal; para las defensas, es el ejemplo de cómo una figura administrativa fue “convertida en símbolo” para justificar un relato judicial sin sustento.
En paralelo, su exsecretario Nelson Lazarte -también acusado- negó toda participación y aseguró que las supuestas maniobras “no tienen correlato con la vida real” de los funcionarios medios del ministerio. “Vivo a tres cuadras de una villa de emergencia. No tengo ni autos de lujo ni dólares escondidos”, declaró ante el juez Claudio Bonadio en 2019.
El Tribunal Oral Federal N°7, a cargo del debate, deberá determinar si las anotaciones de Centeno, los testimonios de los empresarios arrepentidos y la evidencia documental logran sostener la acusación contra Baratta y los demás imputados.
GZ