10/11/2025 - Edición Nº1007

Internacionales

Inversión frenada

Megaproyectos en Costa Rica y Chile: inversión millonaria que enfrenta dudas

08/11/2025 | Los planes millonarios de infraestructura en ambos países muestran cómo las tensiones entre desarrollo, burocracia y ecología definen el futuro de la región.



En Costa Rica, tres megaproyectos valorados en casi 2.000 millones de dólares prometían revitalizar la economía y atraer inversión extranjera. Se trataba de obras energéticas, de infraestructura y logística que buscaban consolidar la posición del país como un hub de innovación sostenible. Sin embargo, el gobierno de Rodrigo Chaves detuvo su avance, alegando revisiones técnicas y la necesidad de garantizar transparencia, lo que ha despertado inquietud en el sector privado. La paralización, aunque presentada como medida de control, ha sido interpretada por algunos analistas como una señal de incertidumbre para la inversión.

La situación costarricense recuerda a otros procesos de América Latina donde el equilibrio entre desarrollo económico y sostenibilidad se convierte en un campo de tensión. En el país centroamericano, el debate se centra en si es posible mantener la imagen verde sin sacrificar el dinamismo productivo. Costa Rica, reconocida por su liderazgo ambiental, enfrenta el desafío de demostrar que puede combinar protección ecológica y competitividad en un contexto global que exige inversiones a gran escala.

América Latina


América Latina o Latinoamérica​ es un término y constructo político​​​​ que alude al conjunto de países de América donde predominan las lenguas romances, concretamente la española, portuguesa y francesa.​

Desarrollo detenido

En Chile, la historia del proyecto hidroeléctrico HidroAysén revela un patrón similar. Con una inversión estimada de miles de millones de dólares, pretendía generar más de 2.700 megavatios en la región de Aysén, en plena Patagonia. La promesa de energía limpia se enfrentó al rechazo social, a las críticas por su impacto en los ríos Baker y Pascua y a una ola de protestas que derivó en su cancelación en 2017. El conflicto entre progreso y conservación ambiental marcó un precedente sobre los límites del modelo extractivo en América del Sur.

Ambos casos exponen una misma paradoja: mientras los gobiernos impulsan proyectos para fortalecer la economía, las sociedades exigen un nuevo tipo de desarrollo, menos invasivo y más participativo. La discusión ya no es solo técnica, sino también cultural y política. En Costa Rica y Chile, los megaproyectos se convirtieron en símbolos de una batalla más amplia: la redefinición del crecimiento bajo las reglas del siglo XXI.


HidroAysén fue un proyecto que contemplaba la construcción y operación de cinco centrales hidroeléctricas, dos en el río Baker y tres en el río Pascua, ubicadas en la región de Aysén, en la Patagonia Chilena.

Reconfiguración regional

El impacto de estos casos trasciende sus fronteras. En América Latina, los megaproyectos enfrentan hoy una triple presión: demandas ambientales, desconfianza ciudadana y cambios en las políticas de inversión. Los gobiernos que logren equilibrar estos factores podrán consolidar modelos de desarrollo sostenibles y estables. Pero el costo de fallar puede ser alto: fuga de capitales, conflictos sociales y pérdida de competitividad regional.

A medida que las agendas climáticas y las demandas de transparencia ganan peso, los megaproyectos latinoamericanos se transforman en termómetros de gobernabilidad. Costa Rica y Chile representan dos versiones de la misma tensión: cómo crecer sin destruir. Su desenlace marcará el rumbo de las políticas de inversión en la próxima década.