La posible designación de Fernando Iglesias como embajador argentino ante la Unión Europea desató una fuerte controversia política y diplomática. Desde Tierra del Fuego, el gobierno de Gustavo Melella expresó su “profunda preocupación” y acusó al Ejecutivo nacional de comprometer la defensa de la soberanía sobre las Islas Malvinas.
El secretario de Malvinas, Antártida e Islas del Atlántico Sur, Andrés Dachary, fue tajante: “Nombrar a una persona que ha sostenido públicamente el supuesto derecho de libre determinación de los habitantes de las islas es un acto de irresponsabilidad institucional”.
Según el funcionario, Iglesias “ha sido sistemáticamente crítico de la posición nacional” y llegó incluso a “negar la soberanía argentina sobre la Patagonia al momento de la usurpación británica de 1833”, lo que calificó como “una ignorancia supina en materia de derecho internacional”.
Dachary remarcó además que el cargo en la UE “no puede ser una recompensa política ni una salida laboral para un funcionario sin destino”, recordando que se trata de “un ámbito estratégico” donde, en 2023, la Cumbre CELAC–UE reconoció por primera vez la posición latinoamericana sobre la Cuestión Malvinas.
En la Cancillería, en tanto, diplomáticos con trayectoria expresaron reservas sobre el posible nombramiento. “Bruselas no es un destino menor. Lo que preocupa no es solo Iglesias, sino la línea política general del Gobierno. Se va imponiendo la ‘doctrina Plaza’, la de abandonar el reclamo por Malvinas”, sostuvo un exfuncionario con experiencia en el tema.
“Partimos de la admiración de Milei por Thatcher, seguimos con Mondino participando en actos de la embajada británica, la designación de Mariana Plaza en Londres y ahora esto. No es casual ni improvisado”, agregó.