Cristian González lo dice sin vueltas cada vez que habla del caso Tehuel de la Torre. Apenas comienza la entrevista, suelta una frase que resume el drama de fondo: “El crimen para mí se sigue cometiendo todos los días”. La desaparición del joven en marzo de 2021, la falta de respuestas sobre el destino de su cuerpo y la persistencia del silencio de los imputados convierten, dice, cada jornada en una nueva herida para la familia. Desde ese lugar, el abogado penalista repasa la reciente condena a perpetua contra Luis Ramos por homicidio agravado por odio a la identidad de género y analiza un sistema judicial que, asegura, todavía tiene enormes deudas con las identidades trans.
En el Living de NewsDigitales González explica que el fallo “marca una bisagra” y evidencia que “la sociedad cambió” y que ese cambio debe reflejarse en el derecho. “Las personas trans existen, convivimos, y el cuerpo legal nuestro lo tiene que contener, lo tiene que contemplar, lo tiene que regular y lo tiene que proteger”, afirma.
Pero esa perspectiva, advierte, aún no atraviesa de lleno al sistema judicial. “Cuesta, cuesta penetrar y romper un poco esa barrera”, reconoce. Cuando tomó la representación del caso, apenas un mes antes del inicio del juicio, advirtió un dato que consideró alarmante: “No se había tomado ningún testimonio de una persona trans. ¿Cómo vas a juzgar un transomicidio si no hay una persona trans que te cuente qué es lo que te pasa?”.

Para el abogado probar el agravante del odio a la identidad de género y a la orientación sexual fue “uno de los desafíos más complejos” de su carrera. Y cuenta que, frente a prejuicios cada vez más ocultos socialmente, debieron trabajar desde la sociología para identificar patrones. Entre ellos, cómo Ramos trataba a Tehuel: “Lo trataba como hombre. Era la chica chico, era un desperdicio de mujer”. La asimetría de poder —Ramos como dirigente, Tehuel como militante que buscaba una oportunidad laboral— terminó siendo clave. Y un testimonio fue decisivo: la expareja de Ramos declaró que “él lo odiaba, le daba bronca, lo detestaba”, porque “para él la mujer era para el hombre, el hombre para la mujer”.
El abogao recuerda en la entrevista que la violencia simbólica continuó incluso después de la muerte. “Desaparecer el cuerpo, la invisibilización máxima de la persona”, describe, y agrega: “La angustia es perpetua. El crimen para mí se sigue cometiendo todos los días. Todos los días que la familia de Tehuel no sabe dónde está, el crimen se sigue cometiendo”.

Sobre el juicio que aún resta —el de Oscar Montes, el otro imputado—, el abogado insiste en que urge fijar fecha y corregir el enfoque del sistema. Recuerda que durante la búsqueda inicial “por mucho tiempo buscaron a una mujer”, lo que retrasó la investigación. Y alerta sobre la composición del jurado que debería juzgar a Montes: “Va a estar integrado por seis hombres sis y seis mujeres sis en un proceso que no ha tenido ninguna persona trans que haya declarado”. Aunque admite que “cree que no” aceptarán el pedido de un jurado heterogéneo, insiste en dar la batalla: “Por lo menos poner el tema en discusión”.