Después de casi cinco años de reclusión, la expresidenta Jeanine Áñez reapareció en la escena política de Bolivia durante la asunción presidencial de Rodrigo Paz Pereira. Su presencia en el acto celebrado en la Plaza Murillo, en el corazón de La Paz, no solo fue un hecho simbólico, sino también un gesto político de reconciliación. La imagen de Áñez sonriendo y deseando “sabiduría y buenas decisiones para el bien de la patria” evocó un mensaje de esperanza tras una etapa marcada por la división y el dolor.
Áñez, liberada el 6 de noviembre, llegó al evento acompañada por allegados y representantes de diversos sectores que la consideran un referente de resistencia. En declaraciones breves a la prensa, expresó su confianza en el nuevo gobierno y en la posibilidad de un nuevo ciclo político más tolerante y democrático. Su reaparición fue recibida con aplausos y saludos de figuras políticas y diplomáticas, destacando el tono conciliador de su mensaje.
Durante su presidencia interina (2019-2020), Áñez condujo un proceso complejo de transición tras la crisis que siguió a la renuncia de Evo Morales. Su posterior detención, calificada por organismos internacionales como arbitraria y desproporcionada, la convirtió en símbolo de resistencia frente a la persecución política. Su liberación, tras intensas gestiones de organismos humanitarios y presión internacional, marcó un punto de inflexión en la política boliviana.
En el nuevo escenario inaugurado por Rodrigo Paz, la figura de Áñez adquiere una dimensión más amplia: la de una mujer que, pese a la adversidad, encarna la posibilidad de perdón y reconstrucción democrática. Su mensaje durante la ceremonia -“hay un nuevo ciclo, estamos muy esperanzados y contentos”- resonó como un llamado al diálogo y al respeto institucional.
🔵 #GrupoFides | Expresidenta Jeanine Añez en la posesión presidencial de Rodrigo Paz: "Desearle mucha suerte, mucha sabiduría y que Dios lo bendiga siempre para tomar buenas decisiones en bien de nuestra Patria. Hay un nuevo ciclo, estamos muy esperanzados y contentos". pic.twitter.com/brvubhuGMK
— Agencia de Noticias Fides (@noticiasfides) November 8, 2025
La participación de Áñez en la transmisión de mando también tuvo una carga histórica. Representa el reencuentro entre diferentes etapas del país y el reconocimiento implícito de que ninguna Bolivia puede avanzar excluyendo a la otra. El nuevo presidente, Rodrigo Paz, destacó en su discurso la necesidad de cerrar heridas, mientras las cámaras captaban el saludo cordial entre ambos, interpretado como un gesto de madurez política.
Su reaparición pública devuelve a la expresidenta un rol relevante en el imaginario ciudadano. De símbolo de persecución, pasa a ser referente de reconciliación nacional, uniendo pasado y presente en un mensaje que trasciende la coyuntura. Bolivia, país de contrastes y memorias heridas, parece iniciar una etapa donde las diferencias pueden resolverse con diálogo y no con represión.

El retorno de Jeanine Áñez a la vida pública no busca protagonismo, sino contribuir a un clima de estabilidad. Su gesto, sereno y firme, invita a pensar en una Bolivia donde la justicia, la memoria y la democracia convivan. En medio de un contexto regional agitado, su presencia envía un mensaje claro: la reconciliación es posible cuando el perdón se impone sobre el rencor. Con su retorno, la expresidenta abre un capítulo que muchos esperaban: el del reencuentro de los bolivianos consigo mismos.