11/11/2025 - Edición Nº1008

Internacionales

Realeza moderna

El nuevo Guillermo: entre el guiño a Lady Di y su papel político en Brasil

10/11/2025 | El príncipe de Gales visitó Brasil para los premios Earthshot Prize y participó en encuentros clave con líderes indígenas.



Guillermo de Inglaterra llegó a Brasil con una agenda clara: proyectar su sello de “heredero con propósito”, consolidar su iniciativa ambiental Earthshot y posicionarse como interlocutor global frente al cambio climático. En Río de Janeiro, la ceremonia de los premios marcó el inicio visible de su gira, pero fue en la combinación entre el homenaje simbólico y la diplomacia real donde se jugó la nueva narrativa.

El príncipe encabezó la gala de entrega de los Premios Earthshot, que reconocen con un millón de libras esterlinas a cinco proyectos dedicados a combatir el cambio climático. El evento reunió a líderes, científicos y activistas de distintos países, y lo mostró en un rol mucho más dinámico y empático, más cerca del liderazgo global que del protocolo monárquico.


El príncipe de Gales recreó la icónica foto de su madre, Diana de Gales, tomada en 1991.

Durante su paso por Río, también protagonizó uno de los momentos más comentados de la visita: la recreación de la fotografía que su madre, la princesa Diana, se tomó en 1991 frente al Cristo Redentor. Acompañado por el alcalde Eduardo Paes y los 15 finalistas del Earthshot Prize, el príncipe ascendió al cerro del Corcovado y posó en el mismo punto donde Lady Di lo había hecho 34 años atrás, con la imponente estatua de fondo.

La escena fue leída como un homenaje íntimo y una jugada de comunicación impecable. La imagen condensó la dualidad que busca construir: herencia emocional y liderazgo moderno. En la foto, Guillermo aparece solo, de pie, mirando hacia el horizonte carioca, en una versión más sobria y reflexiva del gesto de su madre.


El heredero británico dialogó con representantes de pueblos indígenas sobre cambio climático y justicia ambiental.

La referencia histórica no es casual. En 1991, Diana viajó a Brasil junto a su entonces esposo -el hoy rey Carlos III-, pero prefirió cumplir una agenda propia: visitó hospitales pediátricos, fundaciones que asistían a niños con VIH y se fotografió sola frente al Cristo. Aquella decisión marcó su perfil independiente, humano y social. Hoy, su hijo parece seguir esa línea, pero con el lenguaje de la sostenibilidad y la acción climática.

Durante su estadía, Guillermo también visitó Copacabana, el Pan de Azúcar y el estadio Maracaná, y se mostró participando en actividades públicas, conversando con voluntarios y jugando al vóley en la playa. El tono fue claro: menos distancia, más cercanía.


Durante su paso por Brasil, el príncipe jugó al vóley y visitó proyectos ambientales locales.

En la ciudad de Belém, se reunió con Joênia Wapichana y con líderes de distintas comunidades indígenas en el Museu Emílio Goeldi. Escuchó reclamos sobre deforestación, pérdida de territorio y violencia ambiental, y los definió como “guardianes de la selva y del futuro del planeta”. Allí se esperaba un mensaje fuerte, y lo dio: habló de cooperación, apoyo financiero y justicia ambiental, posicionando a la monarquía británica dentro de la conversación climática global.

Durante su intervención en los Earthshot, enfatizó la urgencia de actuar: “Nuestros hijos y nietos dependerán de lo que hagamos hoy. No mañana, hoy”. El discurso, conciso y sin dramatismo, fue interpretado como una reafirmación de su perfil político.

La visita a Brasil consolidó así un cambio más profundo en su figura. Guillermo está dejando atrás el perfil reservado que lo caracterizó durante años para mostrarse como un heredero pragmático, consciente de los desafíos políticos, sociales y ambientales que marcarán su futuro reinado. Busca redefinir lo que significa ser rey en el siglo XXI: un liderazgo más horizontal, empático y global, basado en la acción y la credibilidad, no solo en la herencia.

Ese reposicionamiento ocurre en un contexto complejo para la monarquía británica. Con el rey Carlos III concentrado en preservar la estabilidad institucional y la reina Camila manteniendo un rol bajo perfil, Guillermo emerge como la cara más activa y moderna de la Corona. Su popularidad, su vínculo con causas ambientales y su imagen familiar junto a Kate Middleton son hoy los pilares de la renovación simbólica de la realeza.


El rey Carlos III y la reina Camila, referentes de continuidad y estabilidad dentro de la monarquía británica, mientras su hijo Guillermo impulsa una nueva etapa de modernización y apertura.

Mientras el Reino Unido atraviesa un momento de cuestionamiento sobre el futuro de la monarquía, Guillermo busca darle sentido contemporáneo: cercanía, transparencia y propósito. Sabe que su legitimidad no dependerá del título, sino del impacto.

El homenaje a Diana fue el corazón emocional; los encuentros en Belém, la cara diplomática. Entre una foto y una conversación, el príncipe mostró que su estrategia pasa por equilibrar la emoción con la acción, la herencia con el presente, el recuerdo con la política. Y si su madre conquistó al mundo con ternura, él intenta hacerlo con propósito.