09/11/2025 - Edición Nº1006

Política

Duro diagnóstico

Un estudio advierte que la clase media argentina se está achicando

09/11/2025 | Según un informe de la Fundación Pensar, la clase media atraviesa una transformación profunda marcada por la pérdida de poder adquisitivo, la fragmentación y el agotamiento del ascenso social.



La Fundación Pensar, en colaboración con Casa Tres y con el aporte de los especialistas Guillermo Oliveto y Mora Jozami, presentó el informe titulado “Esperando la Carroza: la ‘Clase Media Mafalda’ se diluye”, un trabajo que analiza el deterioro del sector que históricamente sostuvo la cohesión social y la movilidad en la Argentina.

Basado en una encuesta nacional de 2.319 casos y datos oficiales del INDEC, el estudio sostiene que la clase media está inmersa en un proceso de transformación estructural. El documento evoca: “el mundo que el talento de Quino supo hacerle pensar, mostrar y cuestionar a la mítica Mafalda”, símbolo de una sociedad donde “todos eran de clase media”.

Ese ideal, según los autores, hoy se resquebraja. Solo el 43% de los hogares se ubica en la clase media por nivel de ingresos, mientras el 52% pertenece a la clase baja y apenas el 5% al sector alto. Sin embargo, 29 millones de argentinos se perciben como clase media, aunque solo 20 millones cumplen con los requisitos económicos.

El peso de la pérdida de poder adquisitivo

La pérdida de capacidad de compra aparece como un eje central. “El 54% afirma que su capacidad de consumo es hoy mucho peor que hace un año”, indica el informe. En paralelo, el 55% cree que la clase media se está achicando, mientras solo dos de cada diez perciben una mejora.

El consumo, históricamente asociado al bienestar y al sentido de pertenencia, también se deteriora: el 63% de los encuestados resignó servicios o actividades habituales en el último mes, principalmente en ocio, indumentaria y vacaciones. “Comprar duele”, sintetiza el trabajo, describiendo cómo el acto de consumo pasó del placer al sacrificio.

El estudio introduce la figura del “consumidor estoico”, que busca equilibrio y moderación, pero termina cayendo en una lógica “sacrificial”. “No alcanza con el esfuerzo, es necesario el sobreesfuerzo. Se la pasa mal. Es desgastante y agobiante”, advierte el texto.

La investigación también apunta a un cambio en la relación entre educación y progreso social. “El diploma universitario colgado en la pared era un certificado de identidad. Hoy ese pacto está en crisis”, resume el informe. Según los datos, el 70% de los sectores bajos tiene un nivel educativo superior al de sus padres, aunque sin una mejora económica, y solo el 40% de los jóvenes cree que puede ‘ser alguien’ mediante el estudio y el trabajo.

Cuánto se necesita para ser clase media

De acuerdo con la Fundación Pensar, un hogar se considera de clase media cuando percibe entre $2.000.000 y $6.500.000 mensuales netos, es decir, entre dos y cinco canastas básicas. Con ese criterio, la Argentina cuenta con 7 millones de hogares de clase media, 8 millones de clase baja y menos de 1 millón de clase alta.

La “canasta de clase media”, además, no se define solo por los ingresos: también incluye acceso a medicina prepaga, vivienda propia y educación privada, factores que complejizan la pertenencia social y amplían la brecha entre percepción y realidad.

Un fenómeno global, con rasgos locales

El informe aclara que la fragmentación del sector medio no es exclusiva de la Argentina. En España y Estados Unidos también se observan tensiones y retrocesos; en China y Perú, una expansión reciente pero frágil; mientras que en Brasil y Chile el crecimiento se sostiene a partir del endeudamiento. En el plano local, la tendencia es clara: el 60% de los habitantes del AMBA cree que la clase media se está achicando, y solo el 27% considera que su situación es similar a la de años anteriores.

Encabezado por María Eugenia Vidal, el think tank del PRO concluye que el país asiste al ocaso de un ideal: el de una clase media amplia, resiliente y ascendente. La inflación, la informalidad laboral y la falta de expectativas económicas amenazan con erosionar su papel histórico como columna vertebral de la democracia y del desarrollo argentino.

GZ

 

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