Kicillof endurece su postura y convierte el Presupuesto 2026 en un escudo frente a Milei

El proyecto de Presupuesto 2026 que envió Axel Kicillof a la Legislatura bonaerense es un documento político de punta a punta. Desde su primera línea responsabiliza a la administración de Javier Milei por una emergencia económica que, según la Provincia, golpea con más fuerza a Buenos Aires. La decisión de blindar el gasto social y el funcionamiento del Estado se presenta como un acto de resistencia frente al ajuste nacional.

La estructura del presupuesto deja a la vista el enfoque: un 92,6% destinado al gasto corriente, lo que significa sostener salarios, servicios esenciales y asistencia directa en un territorio que el oficialismo describe como particularmente vulnerable. El propio texto del mensaje asegura que la recesión “se amplifica” en la provincia y que la demanda social no solo no se detiene, sino que se profundiza día tras día.

A contramano, la inversión estructural queda relegada a un magro 7,3%. La Provincia atribuye ese retroceso a la interrupción de obras nacionales y al corte de transferencias no automáticas. De hecho, el mensaje político acusa al Gobierno nacional de abandonar “funciones básicas” y dejar “mil obras inconclusas”, obligando a recurrir a un endeudamiento de 3035 millones de dólares para no frenar la infraestructura crítica.

En ese marco, el Ejecutivo bonaerense define su Presupuesto 2026 como un “presupuesto de defensa”. La descripción es contundente: caída de la producción, cierre de empresas, aumento del desempleo, derrumbe de ingresos y una vulnerabilidad social que se multiplica. En términos políticos, el presupuesto se convierte en la herramienta con la que Kicillof busca diferenciarse de Milei y mantener activo un modelo propio frente al avance del ajuste nacional.