11/11/2025 - Edición Nº1008

Internacionales

Diplomacia medida

Declaración de Santa Marta: consenso entre Europa y CELAC sin mencionar a Washington

11/11/2025 | La Declaración refuerza la alianza UE-CELAC al margen de Washington, mientras América Latina busca autonomía entre Europa y China.



La reciente Declaración de Santa Marta, firmada por 58 países de la Unión Europea y la CELAC, se consolidó como un ejercicio de diplomacia calculada. El texto, de 52 puntos, evitó mencionar a Estados Unidos para garantizar una adhesión amplia, según explicó la alta representante europea Kaja Kallas, quien reconoció que de hacerlo “los consensos se habrían fracturado”. El encuentro en Colombia marcó un punto de inflexión en las relaciones birregionales, en un contexto donde las alianzas globales se reconfiguran y la neutralidad se convierte en estrategia.

Pese al tono conciliador, la declaración refleja una tensión latente: Europa intenta mantener su influencia en una región donde China gana terreno y Estados Unidos pierde centralidad. Con una participación dispareja de mandatarios, el documento busca reforzar la cooperación en temas como migración, energía limpia y crimen organizado, pero también evidencia los límites de un consenso que evita tomar partido en conflictos sensibles como Ucrania o Gaza.

Santa Marta


Santa Marta es una ciudad ubicada en el mar Caribe, en el departamento de Magdalena en el norte de Colombia. Es un puerto ajetreado que también fue el primer asentamiento español en Colombia.

Europa frente a China

La cumbre de Santa Marta fue también un intento europeo por contrarrestar la influencia económica china en América Latina. A través de su iniciativa Global Gateway, Bruselas pretende ofrecer una alternativa a la Ruta de la Sedaimpulsada por Pekín, que ha financiado obras de infraestructura, energía y tecnología en más de una docena de países latinoamericanos. Sin embargo, los analistas advierten que el proyecto europeo avanza con lentitud frente a la velocidad de ejecución y el volumen de crédito chino, que ya se traduce en presencia diplomática y comercial sostenida.

La dualidad entre ambas potencias coloca a los gobiernos latinoamericanos ante un dilema de equilibrio. Mientras la UE busca consolidar un bloque de cooperación basado en valores democráticos, China ofrece capital inmediato y escasas condiciones políticas. En ese tablero, América Latina aparece como el espacio donde se redefine la geometría del poder mundial, con la UE intentando proyectar influencia sin recurrir a las formas de intervencionismo que marcaron el pasado.

Autonomía o dependencia

El trasfondo de la Declaración de Santa Marta es la aspiración de la región a una autonomía estratégica real. Evitar nombrar a Estados Unidos fue un gesto de independencia diplomática, pero también una muestra de las limitaciones estructurales para sostener una voz unificada. La ausencia de varios presidentes latinoamericanos en la cumbre sugiere que la integración birregional aún depende de coyunturas y liderazgos más que de una visión colectiva. Aun así, el intento de construir consensos sin polarización refuerza la idea de una diplomacia que prioriza la supervivencia sobre la confrontación.

El reto será transformar ese equilibrio retórico en resultados tangibles. Si la UE logra cumplir sus promesas de inversión verde y digital, podría recuperar protagonismo frente a China; de lo contrario, el continente latinoamericano podría inclinarse definitivamente hacia el eje asiático. En cualquier escenario, la omisión de Washington en el texto final no fue casualidad, sino el símbolo de una nueva etapa diplomática en la que la neutralidad puede ser la forma más inteligente de tomar partido.