12/11/2025 - Edición Nº1009

Internacionales

Democracia frágil

¿Transparencia o fraude? Los desafíos de las elecciones en Honduras y Guatemala

11/11/2025 | Ambos países centroamericanos encaran comicios con instituciones debilitadas, tensiones sociales y una creciente participación de las fuerzas armadas en los procesos electorales.



En Honduras, las elecciones del 30 de noviembre se desarrollan bajo un clima de profunda incertidumbre institucional. Las denuncias de fraude, la falta de consenso entre los magistrados del Consejo Nacional Electoral (CNE) y la intervención del ejército en tareas de fiscalización han encendido las alarmas. Lo que debería ser una fiesta cívica se ha transformado en un escenario de sospechas y tensiones, donde la oposición teme una reedición de los conflictos poselectorales de 2017. Las autoridades aseguran que el proceso será transparente, pero los observadores internacionales alertan sobre acciones diarias que desestabilizan el proceso electoral.

A este contexto se suma una contienda presidencial sin favorito claro: Nasry Asfura, Rixi Moncada y Salvador Nasralla se disputan una elección marcada por la desconfianza ciudadana. Los sondeos reflejan un empate técnico que podría definir el futuro político del país, pero también aumentar el riesgo de confrontación si el conteo se percibe como manipulado. El papel de las Fuerzas Armadas, que han solicitado copias de las actas electorales, genera temor a una militarización del proceso y pone en duda la independencia de los organismos civiles.

Honduras 


Honduras es un país de América Central con costas en el mar Caribe al norte y en el océano Pacífico al sur. En el bosque tropical cerca de Guatemala, el antiguo sitio ceremonial maya de Copán tiene jeroglíficos tallados en piedra y estelas, altos monumentos de piedra. En el mar Caribe, se encuentran las Islas de la Bahía, un destino para el buceo que forma parte de la Barrera de Coral Mesoamericana.

Elecciones bajo presión

La situación hondureña tiene eco en Guatemala, donde la reciente elección presidencial también se desarrolló en medio de acusaciones de fraude, persecuciones judiciales y censura a candidatos opositores. En ambos países, el poder judicial y los entes electorales han sido utilizados como instrumentos de disputa política, debilitando la confianza en la democracia. El caso guatemalteco mostró cómo las élites intentaron bloquear el ascenso de nuevas fuerzas, mientras las calles se llenaban de manifestantes exigiendo respeto al voto popular.

La coincidencia entre Honduras y Guatemala revela una tendencia regional de regresión democrática, donde las instituciones pierden autoridad y las fuerzas armadas reaparecen como actores de control. Ambos procesos ilustran la fragilidad de las democracias centroamericanas, atrapadas entre la corrupción, la presión del crimen organizado y la injerencia de poderes fácticos. Las misiones internacionales han advertido que, sin reformas profundas, el riesgo de crisis postelectoral es alto.

Desconfianza y futuro regional

El debilitamiento de los organismos electorales en Centroamérica no es casualidad: refleja años de desinversión, politización y abandono institucional. En Honduras, la concentración de poder en el Ejecutivo y la intervención militar en asuntos civiles consolidan una tendencia preocupante. En Guatemala, el intento de revertir el resultado electoral a través de la fiscalía fue un precedente que amenaza con repetirse en el país vecino. Ambos escenarios apuntan a un modelo de gobernanza autoritaria disfrazado de legalidad.

De cara a los próximos meses, la región centroamericana enfrenta un dilema: aceptar la consolidación de un poder centralizado o reconstruir sus instituciones desde la transparencia y la participación ciudadana. Las elecciones de Honduras podrían marcar un punto de inflexión; su desenlace servirá de termómetro para medir hasta qué punto la democracia en Centroamérica sigue viva o se convierte, una vez más, en un ritual vacío de legitimidad.