26/12/2025 - Edición Nº1053

Internacionales

Cierre con memoria

Ellis Island: la isla que recibió a 12 millones de inmigrantes y cerró sus puertas

12/11/2025 | Hace 71 años, el emblemático puerto neoyorquino que simbolizaba la entrada al “sueño americano” dejó de funcionar como estación de inmigración.



El 12 de noviembre de 1954, la estación de inmigración de Ellis Island, ubicada frente al puerto de Nueva York, cerró sus puertas de manera definitiva. Durante más de seis décadas, ese pequeño islote de apenas once hectáreas fue el primer contacto con América para millones de personas que cruzaron el Atlántico en busca de una oportunidad.

Desde su inauguración en 1892, más de 12 millones de inmigrantes pasaron por sus instalaciones. La mayoría provenía de Europa: italianos, irlandeses, polacos, alemanes y rusos que escapaban de guerras, hambre o persecuciones. Para muchos, Ellis Island representó la esperanza de un nuevo comienzo; para otros, el fin de un largo y doloroso viaje que no siempre terminaba con la bienvenida esperada.

Los recién llegados eran sometidos a controles médicos y legales que podían decidir su destino en cuestión de minutos. Bastaba una tos sospechosa o un documento incompleto para que el sueño americano se desvaneciera. Se calcula que cerca del 2 % de los inmigrantes eran rechazados y enviados de regreso a sus países de origen.

En sus años de mayor actividad, entre 1900 y 1914, el puerto llegó a recibir hasta 5.000 personas por día. La escena era caótica y conmovedora: madres con niños en brazos, hombres con sombreros y cartas de recomendación, jóvenes que no hablaban inglés y apenas sabían leer, todos esperando ser admitidos en la llamada “tierra de las oportunidades”.

Pero con el paso del tiempo, el contexto cambió. En la década de 1920, el Congreso de Estados Unidos aprobó dos normas clave: la Ley de Cuotas de Emergencia de 1921 y la Ley de Inmigración de 1924. Estas establecieron límites estrictos sobre cuántas personas podían ingresar cada año, según su país de origen. El sistema favorecía abiertamente a los inmigrantes del norte y oeste de Europa, mientras restringía la llegada de quienes provenían del sur y del este, considerados “menos asimilables” por prejuicios de la época.


Los registros de Ellis Island conservan los nombres, edades y sueños de quienes cambiaron la historia de América.

Poco después, la  Gran Depresión de 1929 -una crisis económica que provocó desempleo masivo y pobreza en todo el país- hizo que Estados Unidos redujera aún más la entrada de extranjeros. En un momento de incertidumbre, la sociedad miró hacia adentro, y las puertas que antes se abrían para recibir mano de obra comenzaron a cerrarse.

Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), las políticas migratorias se endurecieron todavía más. En plena amenaza nazi y con el miedo a los espías extranjeros, muchos solicitantes de asilo -incluso judíos que huían del Holocausto- fueron rechazados o detenidos. Ellis Island, que alguna vez simbolizó la bienvenida, pasó a ser un centro de internación temporal para quienes eran considerados “sospechosos” o enemigos.


A comienzos del siglo XX, miles de inmigrantes esperaban horas en la Gran Sala de Inspección de Ellis Island, donde un examen médico o una entrevista podían definir el rumbo de sus vidas.

En los años de la Guerra Fría, la isla también se utilizó para retener a personas acusadas de simpatizar con el comunismo o que tenían problemas legales mientras esperaban deportación. Con el tiempo, el sitio perdió su función principal y fue finalmente clausurado en 1954.

Cuando cerró en 1954, más del 40 % de los estadounidenses actuales tenía algún antepasado que había pasado por sus instalaciones. Aquella cifra da cuenta del impacto demográfico y cultural que dejó la isla, convertida en testimonio de la diversidad que moldeó la sociedad norteamericana.


Miles de personas esperaban ser examinadas por médicos y funcionarios en la Gran Sala de Inspección. Un gesto o una tos podían definir su destino.

Décadas más tarde, en 1990, el sitio fue restaurado y reabierto como Museo Nacional de la Inmigración, con fotografías, objetos personales y registros originales. Hoy recibe millones de visitantes al año que buscan rastrear su origen familiar o simplemente conocer una parte fundamental de la historia moderna.

Más allá de su valor histórico, Ellis Island sigue siendo una metáfora del mundo actual, donde las migraciones continúan siendo una realidad global. Desde América Latina hasta África o Asia, miles de personas siguen emprendiendo viajes similares, impulsadas por la necesidad o la esperanza. Las discusiones sobre fronteras, derechos humanos y asilo político recuerdan que las historias que comenzaron en Ellis Island aún no terminaron.


Las historias que comenzaron en Ellis Island continúan hoy, en un mundo donde millones siguen buscando un nuevo lugar para vivir.

El eco de aquellas voces que esperaban su turno frente a los inspectores sigue resonando. En sus paredes todavía se leen nombres, iniciales y fechas grabadas por quienes soñaban con quedarse. En cada una, una historia de coraje, pérdida y deseo de empezar de nuevo.

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