Ángel Andrés Gutiérrez, de 32 años, es el principal acusado por el femicidio de Débora Oviedo, la mujer de 39 años cuyo cuerpo fue hallado enterrado en una zona boscosa del camping Miguel Lillo, en Necochea. El hombre está imputado por homicidio doblemente agravado por el vínculo y por mediar violencia de género, y permanece detenido con prisión preventiva en la Comisaría Primera de Necochea, mientras se evalúa su traslado al penal de Batán.
La jueza de Garantías Aída Lhez hizo lugar al pedido del fiscal Walter Pierrestegui, titular de la UFI N°10 de Violencia de Género, y dictó su detención preventiva luego de que el acusado se negara a declarar durante la audiencia indagatoria.
Gutiérrez y Débora mantenían una relación intermitente desde hacía unos dos años. Según los testimonios de familiares, era un vínculo “tóxico” y atravesado por episodios de agresión. “Él es una persona violenta, fue violento con mi hermana. Pero Débora lo perdonaba y volvía una y otra vez. A nosotros no nos gustaba, le decíamos que lo dejara de una vez”, contó Natalia, una de las hermanas de la víctima.

Ambos eran oriundos de Barker, una pequeña localidad del partido de Benito Juárez, y habían viajado a Necochea “para pasar unos días tranquilos y limar asperezas”. Sin embargo, testigos del camping relataron que el sábado por la noche se escucharon gritos y ruidos fuertes provenientes de la carpa que compartían, y que el domingo a la mañana él abandonó el lugar solo.
Según confirmó la fiscalía, Gutiérrez ya tenía tres denuncias previas por violencia de género, presentadas por distintas mujeres. Dos de ellas datan de 2018, en el Departamento Judicial de Azul, y la tercera fue radicada en 2024 en Tandil.
El acusado vive solo y trabaja como albañil, aunque sus allegados señalan que siempre tenía dinero y que era habitual que se mostrara con actitud dominante frente a sus parejas. “Eran conocidos en el pueblo por sus peleas”, confió un vecino de Barker.
Los investigadores sostienen que Gutiérrez planeó el viaje a Necochea e invitó a Débora a acampar sin avisar a su familia, sabiendo que sus padres no aprobaban la relación.
Las cámaras de seguridad del camping registraron imágenes clave para la acusación. En una de ellas se observa un forcejeo entre el acusado y Débora, y en otra, alrededor de las 4 de la madrugada del domingo, se ve a Gutiérrez arrastrando un bulto con una linterna en la mano, en la zona donde luego fue hallado el cuerpo.
El resultado preliminar de autopsia confirmó que la víctima presentaba golpes y signos de estrangulamiento. Además, en las inmediaciones del lugar de acampe se encontraron las zapatillas y las calzas de Débora, y dentro de la carpa —oculta a tres kilómetros del sitio del hallazgo—, se detectaron manchas compatibles con sangre.

El fiscal Pierrestegui precisó que el cuerpo estaba “bajo tierra” y vestido, y que el acusado se había duchado poco después del crimen. También reveló que, aunque Gutiérrez rechazó una pericia psicológica, entregó su celular desbloqueado, del que se extrajo información relevante para la causa.
Los familiares de Débora aseguran que el femicidio fue “el desenlace de una historia de violencia que nadie pudo detener a tiempo”. Su madre, María Luisa del Valle, publicó un mensaje tras el hallazgo: “Te quisieron ocultar, pero se olvidaron que eres luz y en las tinieblas la luz resplandece. Mientras viva guerrearemos por ti. Se hará justicia”.
La investigación judicial continúa, mientras el acusado permanece detenido. Para la familia de Débora, el nombre de Ángel Gutiérrez quedará marcado como el del hombre que transformó un viaje de reconciliación en una tragedia irreversible.