George R. R. Martin, el arquitecto de la saga Canción de hielo y fuego que dio vida a Game of thrones en HBO, se plantó fuerte en su cruzada contra la inteligencia artificial al liderar una demanda colectiva contra OpenAI y Microsoft. Junto a autores de peso como Michael Chabon, Ta-Nehisi Coates y Sarah Silverman, Martin acusa a ChatGPT de entrenarse con obras protegidas por derechos de autor para generar contenido que imita su estilo y universo. La batalla legal, iniciada en septiembre de 2023, acaba de recibir luz verde de un juez federal en Manhattan, quien considera que hay evidencia suficiente para avanzar hacia un juicio.

El detonante fue un experimento deliberado: los abogados de Martin pidieron a ChatGPT que redactara un esquema detallado para una secuela alternativa de Choque de reyes. El resultado, titulado Danza de sombras, introdujo elementos como una nueva heredera Targaryen llamada Lady Elara, una secta rebelde de los Hijos del Bosque y una antigua magia dracónica. Aunque con variaciones, el juez Sidney Stein dictaminó el 27 de octubre pasado que “un jurado razonable podría concluir que los resultados supuestamente infractores son sustancialmente similares a las obras de los demandantes”, validando la progresión del caso.
Esta no es la primera advertencia de Martin y sus colegas. Meses antes de la demanda, firmaron una carta abierta a las big tech denunciando la explotación de su trabajo: “Los abajo firmantes llamamos su atención sobre la injusticia inherente a la explotación de nuestras obras como parte de sus sistemas de IA sin nuestro consentimiento, crédito o compensación”. Alertaron que “las tecnologías de IA generativa basadas en grandes modelos lingüísticos deben su existencia a nuestros escritos, ya que imitan y regurgitan nuestro lenguaje, historias, estilo e ideas”.

“Como resultado de la incrustación de nuestros escritos en sus sistemas, la IA generativa amenaza con dañar nuestra profesión inundando el mercado de libros, relatos y periodismo mediocres, escritos por máquinas y basados en nuestro trabajo”, argumentaron en la carta. Para Martin, cuya obra ha sido adaptada en una de las series más influyentes de la historia, la IA no solo plagia, sino que devalúa el esfuerzo humano al producir contenido masivo y derivativo que compite deslealmente con los creadores originales.
Con el fallo judicial, el caso entra en una fase crítica que podría sentar precedentes sobre el uso de material protegido en el entrenamiento de modelos de IA. Estamos hablando de una situación que ya había alertado también al sindicato de guionistas durante la huelga de 2023.