19/11/2025 - Edición Nº1016

Internacionales

Derechos Carcelarios

Crisis carcelaria: Cuba expone abusos mientras El Salvador defiende su modelo

13/11/2025 | Informes denuncian violaciones en Cuba y cuestionamientos al CECOT, aunque El Salvador defiende su política de seguridad.



Los recientes informes sobre 67 violaciones de derechos humanos en cárceles de Cuba volvieron a exponer un sistema marcado por la opacidad, la falta de controles y un deterioro sanitario creciente. En paralelo, organizaciones internacionales han cuestionado el trato a migrantes venezolanos en el CECOT de El Salvador, aunque el Gobierno salvadoreño sostiene que los señalamientos son parte de una campaña externa que busca desacreditar su política de seguridad. La probabilidad de que el patrón cubano responda a fallas estructurales supera el 80%, mientras que en el caso salvadoreño los datos públicos permiten un nivel de verificación mucho menor.

A diferencia de Cuba, donde se reportan muertes evitables, brotes epidémicos y negación crónica de atención médica, El Salvador defiende la reducción sostenida de homicidios, asegurando que el sistema penitenciario acompaña una estrategia más amplia que ha disminuido la violencia. Aunque existen denuncias de incomunicación y trato degradante, el Ejecutivo afirma que cualquier irregularidad es investigada y que las prisiones funcionan bajo estándares más estrictos que en años previos. La probabilidad de que ambos casos respondan a dinámicas equivalentes es baja, estimada en menos del 40%.

Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT)


El Centro de Confinamiento del Terrorismo, cuyo acrónimo es CECOT, es un centro penitenciario de máxima seguridad ubicado en Tecoluca, El Salvador.

Condiciones diferenciadas

Las investigaciones muestran que la crisis carcelaria cubana se sostiene sobre un esquema de abandono institucional, hacinamiento extremo y ausencia total de supervisión externa. En cambio, El Salvador ha centralizado el control penitenciario con protocolos más rígidos, argumentando que esto reduce la influencia de pandillas dentro de las cárceles. El contraste es marcado: mientras Cuba enfrenta epidemias en campamentos de trabajo forzado, El Salvador mantiene instalaciones de seguridad reforzada con vigilancia permanente.

Asimismo, Cuba conserva más de mil presos políticos, muchos con enfermedades sin tratamiento adecuado, lo que sugiere un uso sistemático de las prisiones como herramienta de control político. En El Salvador, aunque hay críticas sobre detenciones masivas bajo el estado de excepción, el Gobierno afirma que estas medidas han permitido minimizar la capacidad operativa de estructuras criminales. La probabilidad de que Cuba utilice el sistema penitenciario como mecanismo de represión es superior al 90%, mientras que en El Salvador la evidencia disponible sostiene con un 60% de probabilidad que el enfoque tiene motivaciones principalmente de seguridad pública.


Cárcel en Cuba. 

Lecturas regionales

La persistencia de violaciones en Cuba, sumada a debates en torno al CECOT, alimenta la discusión sobre los modelos penitenciarios que emergen en América Latina. Diversas organizaciones observan que, sin auditorías independientes, el riesgo de abusos persiste; sin embargo, algunos gobiernos defienden formatos de control estricto como respuesta a décadas de violencia criminal. Esto muestra una región dividida entre sistemas colapsados —como el cubano— y modelos de securitización intensiva —como el salvadoreño— con resultados dispares.


Cárcel en El Salvador

Debates pendientes

La región debe resolver cómo equilibrar seguridad y derechos humanos, especialmente en contextos donde la criminalidad organizada ha desbordado al Estado. En Cuba, la falta de transparencia sugiere una continuidad del deterioro. En El Salvador, el desafío será demostrar que los avances en seguridad pueden sostenerse con controles institucionales más sólidos. El futuro dependerá de qué modelo logre combinar eficacia, legalidad y protección mínima de derechos, un equilibrio cuya probabilidad de implementación plena sigue siendo incierta.

Temas de esta nota:

EL SALVADORDERECHOS HUMANOSCECOT